Es genial. Es una genialidad. Quizás requiera un poco de paciencia que es bien recompensada.
Vale la pena dejarse llevar, entregarse al texto.
De nuevo me topo con el flujo de conciencia y la experimentación posmoderna de narrar algo mediante frases simbólicas, repeticiones, y las palabras que pulen un concepto rocoso hasta dejarlo bruñido. Claro que entiendo que aquí importa más la forma que el fondo, pero me sigue haciendo falta más trama que debrayes en un funeral, extractos de Wikipedia de la historia de la música, y lamentaciones de que la vida es una herida sangrante y absurda.
Interesante el intento de volver esta novela mas bien un canon o fuga en prosa, donde las variaciones de Gould son la inspiración y el chelo y el piano el medio para ejecutar la pieza. Pero de plano me puso a dormir.
Este libro es una joya.