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Libros
Luis Jorge Boone

Suelten a los perros

El paisaje de Monclova y sus alrededores, desiertos, carreteras, casas viejas y ruinosas son los escenarios de los cinco cuentos que conforman Suelten a los perros. Este libro se lee como una constelación; cada relato tiene su propio impulso y ritmo, pero los detalles y lazos en común resultan en una figura orgánica, guiada por una recurrente imposibilidad amorosa.
Una y otra vez, sus personajes encuentran en lo cotidiano una puerta abierta a los conflictos, pero ante ellos sólo la pasividad, la renuncia y la huida les están dadas. Mínimos héroes trágicos de pequeñas derrotas que se vuelven definitivas, la extraordinaria tensión narrativa y el largo y profundo aliento de estos relatos de gran fuerza les dan una dimensión universal.

Luis Jorge Boone cuenta sus historias con una prosa veloz y un don narrativo innegable que se expresa en la lengua del desierto norteño, en el habla particular de personajes que se ocultan tras una sencillez misteriosa, en delicado equilibrio entre el humor y la tragedia.
162 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Ediciones Era
Publicación original
2020
Editorial
Ediciones Era
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Opiniones

  • Vick Medinacompartió su opiniónhace 4 años
    🚀Adictivo

    Buenísimo

  • Jade Aguilarcompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco

    Monclova ❤️

  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 6 meses
    👍Me gustó
    🌴Perfecto para la playa
    😄Divertido

    El cuento que más me gustó fue Cien fotografías iguales

Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citahace 3 días
    Pude haberle dicho que había gente que nomás se aparecía en tu vida no para chingarte a ti sino para chingarse algo tuyo o para enseñarte que eso que necesitas con desesperación jamás te pertenecerá. Te hacen mierda. Lo hacen mierda. Te desgracian. Lo desgracian para siempre. Daba igual: era una culerada. Te mostraban la verdad.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 3 días
    Platicamos media hora más. De sueños, futuros promisorios, revanchas del presente, armisticios que nos debía la chingada vida. Los de Val seguían siendo los mismos de cuando niña. Fama, fortuna. La casota, el carrazo, la belleza. Los míos se parecían cada vez más a una capitulación, a conformarse con que las cosas no se jodieran sin remedio. Mudarme a Monterrey, entrar a trabajar a alguna empresa grande, ir mucho al teatro; con los años, terminar viviendo en Eagle Pass, ser un colado en el paraíso.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 3 días
    Luego de que se despidió de mi madre, la acompañé a la calle.
    La vida era una loquera sin revés ni derecho. Sólo podía pensar en que qué pinche suerte era que la película no se hubiera hecho. Gracias a eso caminábamos juntos.

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