La TCC se basa fundamentalmente en que la idea que tenemos de nosotros mismos influye en cómo nos sentimos emocional y físicamente, y en nuestro comportamiento. Por su parte, la idea que tenemos de nosotros depende de cómo interpretamos las situaciones, es decir, lo que nos afecta no es lo que ocurre, sino la valoración que hacemos de ello.