El valle perdido y otros relatos alucinantes

Los relatos de este libro (varios de ellos más "novela corta" por su extensión) son, como se describe en el título, "alucinantes", la lectura de cada uno de ellos ha sido una experiencia gratificante, el amor tierno que brotó en mí a partir de su primer relato se convirtió paulatinamente en un amor desenfrenado que fue evolucionando a la par en que lo hacían los relatos, pero no hablo de una evolución en el sentido de mejora progresiva sino a la manera de un huracán que en cada giro te asombra porque creías que habías alcanzado el punto más alto desde donde mirar todo y en cada revolución te asombra ver qué aún hay más que ver.

Inscritos dentro de la fantasía y el terror, estas narraciones integran aspectos que no se encuentra tradicionalmente relacionados con estos géneros, de modo que es posible encontrar ternura y al mismo tiempo horror en un mismo relato o una crítica social a la vez que una narración siniestra, un terror lo mismo fundado en la fantasía que en la más patente realidad.

Amo éste libro de principio a fin, desde todo el trabajo editorial hasta la belleza magistral de su contenido, desde la primera imagen al tomarlo entre manos hasta la última letra escrita a manera de epílogo por Alberto Chimal que describe el horror de Algernon Blackwood como la "impresión que lleva al miedo, sí, pero desde el reconocimiento de la propia pequeñez —de la insignificancia general de lo humano— cuando algo delante o dentro de nosotros nos obliga a enfrentarla."