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Daniel Sada

Daniel Sada (Mexicali, México, 1953) estudió periodismo. Ha publicado los libros de relatos Juguete de nadie y otras historias (1985), Registro de causantes (1992, Premio Xavier Villaurrutia), El límite (1996), y las novelas Lampa vida (1980), Albedrío (1988), Una de dos (1994), llevada al cine en 2002, Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (1999, Premio José Fuentes Mares), que tuvo un gran éxito de crítica y de público, un gran hito de la narrativa mexicana, Luces artificiales (2002), Ritmo Delta (2005, Premio de Narrativa Colima) y La duración de los empeños simples (2006). Sobre Daniel Sada se ha dicho: «No es tanto un narrador como una prosa. Llamarlo estilista es denigrarlo. Es uno de los formalistas más extremos del idioma, el más arriesgado de los mexicanos» (Rafael Lemus, Letras Libres); «Un narrador profundamente cercano a la esencia del hombre» (Álvaro Mutis); «Sada renovó la novela mexicana con Porque parece mentira la verdad nunca se sabe» (Juan Villoro); «En cada línea, en cada libro, a lo largo ya de muchos años, Daniel Sada ha resultado ser el hombre-novela de su generación. Pocos como él tan enamorados, con doloroso empecinamiento, de la forma, orfebre para quien –rareza entre los novelistas– cada palabra pesa en oro» (Christopher Domínguez Michael); «Daniel Sada será una revelación para la literatura mundial» (Carlos Fuentes); Daniel Sada, sin duda, está escribiendo una de las obras más ambiciosas de nuestro español, parangonable únicamente con la obra de Lezama, aunque el barroco de Lezama, como sabemos, tiene la escenografía del trópico, que se presta bastante bien a un ejercicio barroco, y el barroco de Sada sucede en el desierto» (Roberto Bolaño).

Citas

Liah Annhcompartió una citael año pasado
Corajudo y patán, Valente cerró puertas. Todas. Tres. Prohibido el acceso. Respeto colosal, tan subconsciente y mudo, ya que al notar el dundo impedimento hubo como sesenta personas cabizbajas decididas a irse farfullando rarezas y burradas y pitorreos y chungas.
Josué Osbournecompartió una citahace 2 años
Qué es
encontrar
lugar?
Yo estoy
justo
en el centro
de un enredo,
y tú que me persuades desde lejos
no quieres que me mueva.
¿Qué intento para bien?
He tratado de dar
el primer paso,
pero tú lo adivinas
y te esfumas
Liah Annhcompartió una citahace 2 años
idió a cargar el cuerpo ensangrentado de su amada: chaparrito, agradable, pero muerto, carajo. Lo metió en la cajuela de su BMW: de sopetón, sin sábana: ¡qué idiota!, en virtud de que aún la sangre de Martina manaba un poco y... el goteo inevitable: las manchas rojas sobre la alfombra gris del piso de: ¡ni modo! Ese detalle: una revelación. Eso que Íñigo nomás no tuvo en cuenta. Total que luego de cambiarse de ropa –lo que hizo deprisa– se perfiló afanoso para la manejada a una velocidad que Dios me libre, rumbo hacia... todavía no sabía, pero: Tengo que hallar un modo de salirme del pueblo, eludiendo la pluma de control junto con la garita. También tenía que maniobrar al grado de no tardarse siquiera ni una hora. Es decir: presentarse al trabajo, pero con una excusa que valiera.

Opiniones

Alma Torrescompartió su opiniónhace 2 años
👍Me gustó

Es exquisito el vocabulario entrelazado en esta narrativa. Entretenido, digerible y con un inaudito toque de picardía yuxtapuesto a lo temible e indescifrable.

  • Daniel Sada
    El lenguaje del juego
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