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Cesar Aira

Cómo me hice monja

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La aparición de esta insólita novela fue un auténtico terremoto en la literatura hispanoamericana. Desde en­tonces, este libro se ha convertido en un verdadero clásico de nuestro tiempo, un prodigio de experimentación, de­­licadeza ima­ginativa y “elegancia alucinada”. Una ficción desafiante y divertidísima que vale la pena leer y releer, porque entre sus páginas esconde una de las propuestas estéticas más atrevidas y provocadoras de las letras contemporáneas. César Aira es uno de los narradores más radicalmente originales, imaginativos e impredecibles.

De la mano de una destreza estilística sin par, el lector se deja asombrar aquí por un relato de infancia en el que todos los elementos tradicionales están al servicio de una secreta reflexión sobre la idea de realidad, las trampas del conocimiento y los límites del saber. El resultado es una obra atrapante e incendiaria, el laberinto de una “memoria inventada” en el que nada es como parece y todo se transforma. Justo lo que siempre enseña la mejor literatura.
Este libro no está disponible por el momento.
95 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Ediciones Era
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Opiniones

  • Marlenecompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó

    Primera vez leyendo a éste autor argentino que cuenta en su producción literaria con más de 100 obras publicadas entre novela, teatro y ensayo.

    Esta novela corta, cuya trama poco o nada tiene que ver con el título, es a ratos divertida, triste, tierna, irreverente y tiene un final absolutamente inesperado e impactante.

    Acostumbro leer un poco sobre el autor y la obra hasta haber concluido el libro, así que durante toda la lectura, aún a una página de terminar, estuve esperando encontrar una pista que explicara el título de la novela y aunque me gustó/sorprendió/confundió fue hasta mi búsqueda de información adicional que caí en cuenta de los aspectos que caracterizan la obra del autor y pude apreciar mejor la novela (que no del todo entender, pero ello es justo uno de los propósitos que me parece persigue el autor).

    Algo que me confundió al principio, al grado de que llegué a pensar que estaba leyendo mal, fue la forma en que el/la protagonista se refiere a sí mismo/a porque no lo esperaba, pero una vez hube releído algunos fragmentos y comprobado que no estaba leyendo mal disfruté mucho ese aspecto.

    Me cuesta un poco admitir que algo me gustó y que sin embargo no me es del todo posible racionalizarlo, pero tengo muchas ganas de leer otras obras del autor y eso creo ya dice bastante más de lo que quisiera aceptar.

  • Anacompartió su opiniónhace 3 años
    🙈Ni fu ni fa

  • Jessica Garcíacompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    😄Divertido

Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citael año pasado
    Y tenía los ojos abiertos, por un extraño milagro veía el rosa que me mataba, lo veía luminoso, demasiado bello para soportarlo... debía de estar viéndolo no con los ojos sino con los nervios ópticos helados, helados de frutilla... Mis pulmones estallaron con un dolor estridente, mi corazón se contrajo por última vez y se detuvo... el cerebro, mi órgano más leal, persistió un instante más, apenas lo necesario para pensar que lo que me estaba pasando era la muerte, la muerte real...

    26 de febrero de 1989
  • Rafael Ramoscompartió una citael año pasado
    Me llevó al tambor y me arrojó adentro de cabeza... era un tambor grande y yo era diminuta, y como la crema no estaba muy sólida logré girar hasta tocar con los pies en el fondo. Pero ella puso la tapa antes de que yo lograra asomar la cabeza, y la enroscó sobre la crema que rebalsaba. Contuve el aliento porque sabía que no podría respirar hundida en el helado... El frío me caló hasta los huesos... mi pequeño corazón palpitaba hasta estallar... Supe, yo que nunca había sabido nada en realidad, que eso era la muerte...
  • Rafael Ramoscompartió una citael año pasado
    Tenía algo de histérica, de alucinada. Eso yo lo sentía en la intensidad que tenía la escena. No era la manera natural de dirigirse a una niña encontrada por casualidad en la calle. Parecía como si hubiera ensayado, como si estuviera desarrollándose un drama fundamental para ella. No me alarmaba demasiado porque hay gente así, gente, sobre todo mujeres, que no jerarquiza los momentos y les da a todos la misma importancia trágica.

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