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Libros
Guadalupe Morfín

Mansos diluvios

Con breves pausas, Guadalupe Morfín se desempeñó en cargos públicos entre 1997 y 2009 (titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, Comisionada para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en Ciudad Juárez, Fiscal Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas). En estos puestos vivió de cerca procesos de democracia, derechos humanos, cultura de la paz y prevención de la violencia. Con un panorama desafiante, Morfín declara: «Nada hubiera podido emprender sin la poesía».
Durante estos periodos y en los espacios libres su sed desembocó en las palabras, de las que comenta “han sido las migajas en el bosque oscuro que me han permitido regresar a casa, a mi propio aliento”. A partir de ellas surgen estos poemas que se reúnen en Tiempo de plantar olivos. En esta colección igualmente habita su voz de viajera que reconoce de norte a sur las fronteras como cicatrices, o los silencios lunares y femeninos del desierto mexicano cercano a Ciudad Juárez: paisajes que entran en diálogo con su poética.
36 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2017
Año de publicación
2017
Editorial
Arlequín
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Opiniones

  • Alicia M. Marescompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo

    Qué bueno que no me tomé un descanso de la poesía y leí esto; en el título se resume la paz y oronda maravilla de sentarse a leer (contemplar) letras hermosas. 🌿🍃

  • Ana Saenzcompartió su opiniónhace 6 meses
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💞Romántico

  • Leida Castellanoscompartió su opiniónhace 3 años
    🙈Ni fu ni fa

Citas

  • Ana Saenzcompartió una citahace 6 meses
    Verano de verdes hojas

    y pájaros en las ramas

    verano de soles de oro

    y rayos de filigrana

    verano que te amaneces

    rumiando tierra mojada:

    no dejes de dar conmigo

    que te espero en la ventana.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 6 meses
    La voz, cuando se guarda, cuida

    los caminos del silencio

    aprieta los entresijos del aliento

    hace llover después de la mirada

    abraza la palabra tiempo

    la sinrazón de la esperanza

    duerme como una flor seca

    su potencia de aroma contenido.

    La voz sin tus oídos nada enciende

    entona su dolor, ciega se queda

    y tus manos

    que eran su guía en la noche

    hurtadas a su piel

    duermen marchitas.

    La voz, cuando es de dos

    ignora el aire

    de las estaciones definidas.

    Se alimenta del hoy

    conoce el paso

    del polvo, de los años, de la muerte.

    La voz, al pronunciar,

    sabe que miente

    a menos que conduzca hasta el silencio.

    Allí la luz contiene todo canto.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 6 meses
    Sé bien

    en dónde estoy parada:

    en la punta del Viento

    en el corazón del Soplo

    tras las migas del Aire.

En las estanterías

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