Libros
Álvaro Enrigue

Tu sueño imperios han sido

El encuentro de Cortés y Moctezuma. Una extraordinaria novela envuelta en misterios, violencia, ansias de poder y sueños. 
Hernán Cortés entra en Mehxicoh-Tenoxtitlan con sus nueve capitanes, sus dos traductores –el fraile Aguilar y Malinalli, intérprete y amante–, su tropa y sus caballos. Allí los agasaja con una comida la princesa Atotoxtli, hermana y esposa de Moctezuma, acompañada por los sacerdotes, y más adelante el propio emperador Moctezuma recibirá al caudillo Cortés. Unos no han visto jamás en su vida caballos, los otros nunca hasta ahora han probado el chocolate. Los españoles son bien recibidos en la ciudad, pero uno de los subalternos de Cortés, Jazmín Caldera, no se atreve a decirle que lo preocupante nunca había sido cómo llegar a Tenoxtitlan, sino cómo salir una vez que estuvieran adentro.
El ocho de noviembre de 1519 se produce el encuentro entre Cortés y Moctezuma, a quien nadie puede mirar directamente a la cara si él no le da primero su permiso. Es el encuentro entre dos mundos, dos imperios, dos idiomas, dos cosmovisiones.
¿Qué sucedió? ¿Qué pudo suceder? ¿Dónde acaba la verdad y empieza la leyenda? ¿Cómo abordar la historia desde la ficción? Álvaro Enrigue ha escrito una poderosa narración: una versión posible del encuentro que cambió la historia del mundo, una novela envuelta en misterios, violencia, ansias de poder y sueños que han sido imperios.
196 páginas impresas
Publicación original
2022
Año de publicación
2022
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Opiniones

  • nahuel pazcompartió su opiniónel mes pasado

    Alta novela.

  • Emmanuelcompartió su opiniónel año pasado
    🙈Ni fu ni fa

Citas

  • nahuel pazcompartió una citael mes pasado
    Los gringos de mierda, un tlatoani zapoteca que le ganaba una guerra a Francia. Libros, guerras, universidades

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  • nahuel pazcompartió una citael mes pasado
    A su vuelta se enteró de que Alvarado había hecho un desastre y la ciudad se había alzado. Moctezuma estaba muy enojado. Durante una discusión, Alvarado, borracho, apuñaló al tlatoani. A Cortés le dio pena porque le caía bien, pero consintió que le metieran un palo en el culo para sacarlo al balcón y sacudirlo como una marioneta hasta que alguno de sus súbditos, que ya estaban emputadísimos, le arrojara una piedra.
  • nahuel pazcompartió una citael mes pasado
    Atotoxtli acarició al cahuayo un poco más. Alzó la cara para agradecerle a Badillo

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