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Álvaro Enrigue

Tu sueño imperios han sido

  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 5 días
    Si había estado dispuesto a lo que fuera para meterlos en casa, no los atacaría, no de inmediato. Quería algo que ellos tenían.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 5 días
    Por otro lado, el ejército rebelde en que se apoyaba Cortés era realmente innumerable y corría el rumor de que Texcoco estaba por dejar la Triple Alianza y sumarse a ellos. Si Texcoco se iba de la liga que gobernaba el mundo, una buena parte de los mexicas iba a encontrar inútil su lealtad a los colhuas, y sin el sostén de Tenoxtitlan el imperio se podía desmoronar en horas.
  • Everardo Lópezcompartió una citahace 7 días
    soy escritor, las palabras me importan. Me parece que, además de significar y señalar, invocan.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    sin festivales la sangre mexica se diluiría, produciría adefesios; eran un quiebre en el flujo de los días y una afirmación del orgullo de la gente.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    El cerro de la Estrella era el sitio donde se celebraba la fiesta del sol nuevo, y la presencia del enemigo en las laderas del monte implicaba que, llegado el momento, se podrían subir a la cumbre y el templo que la orlaba como para colgarse del astro y no dejarlo salir: forzar el ocaso del imperio.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    Fue cuando ya estaban bien adentro de la ciudad y Moctezuma ya se había desviado rumbo a su palacio –el cihuacóatl se seguiría rumbo a las Casas Viejas con los forasteros– que el general Cuauhtémoc se le acercó a Tlilpotonqui para informarle que el ejército enemigo se estaba deteniendo al final de la calzada de Iztapalapa y estaba sentando reales al pie del cerro de la Estrella.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    se dio la media vuelta y se regresó al pueblo de Iztapalapa, donde empezaba la calzada.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    durante el tiempo que habría tardado en ofrecer algo de sangre a los dioses –un acto ampliamente recomendado antes de presentarse frente al tlatoani. Lo usual era sangrarse las pantorrillas, los lóbulos de las orejas, o incluso la pinga, con una aguja de maguey.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    Durante las marchas de la victoria los guerreros enemigos capturados hacían el paseo mostrando tanto orgullo como podían –morir sacrificado garantizaba una buena calidad de otra vida–, pero con los huevos en la garganta: la de la piedra de los sacrificios no era una chulada de muerte y para llegar a ella a veces había que pasar veintenas en una jaula en el patio de la casa del guerrero que los había capturado. Miraban con los labios lívidos y los ojos dando saltos por voluntad propia a la multitud que ondeaba las banderitas y arrojaba flores, pensando que al final esa canalla iba a comprar en el mercado un filetito de su brazo o su lomo para comérselo en salsa de jitomate mágico sobre una tostada.
  • Sócrates Ramírezcompartió una citahace 7 días
    Si hay algo en lo que españoles y mexicanos siempre han estado de acuerdo es en que cualquiera sabe más del arte de gobernar que el go
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