Libros
Kurt Vonnegut

Pájaro de celda

«Presten atención, por favor, pues en este libro, que es la historia de mi vida hasta ahora, los personajes no son solo las personas sino los años. Mil Novecientos Trece me dio el regalo de la vida. Mil Novecientos Veintinueve desbarató la economía estadounidense. Mil Novecientos Treinta y Uno me envió a Harvard. Mil Novecientos Treinta y Ocho me consiguió mi primer empleo en el gobierno federal. Mil Novecientos Cuarenta y Seis me dio una esposa. Mil Novecientos Cuarenta y Seis me dio un hijo ingrato. Mil Novecientos Cincuenta y Tres me echó del gobierno federal. Mil Novecientos Setenta me dio un empleo en la Casa Blanca de Nixon. Mil Novecientos Setenta y Cinco me envió a la cárcel por mis absurdos aportes a los escándalos políticos conocidos colectivamente como Watergate».

Así se presenta Walter F. Starbuck, el protagonista de esta novela, y así comienza a contar su vida, inextricablemente unida a la historia de los Estados Unidos. Desde las ejecuciones de Sacco y Vanzetti hasta la voracidad de las multinacionales –sin olvidarse, por supuesto, de la Segunda Guerra Mundial–, Kurt Vonnegut se pasea con total libertad por el lado oscuro del siglo XX norteamericano y construye una sátira magistral sobre el poder y el dinero con las herramientas que nadie dominaba mejor que él: el sarcasmo, el ingenio, la invención, pero también la compasión y la ternura.
Pájaro de celda es una novela cruel y cautivante, honesta y divertida, Vonnegut en estado puro.
254 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Citas

  • Sunucompartió una citahace 3 años
    “El amor puede fracasar, pero la cortesía prevalece”.
  • Xavier Poiconcompartió una citahace 3 años
    Su padre, que nunca volvió a comunicarse con él, comandaría un cuerpo de la SS y moriría de neumonía durante el sitio de Leningrado. Sé cómo murió porque hubo testimonios sobre su padre en los juicios por crímenes de guerra de Núremberg, donde yo me encargaba de la organización.
  • Xavier Poiconcompartió una citahace 3 años
    Quizá la gente ya no sirva —dijo ella—. Todos me parecen mezquinos. No son como eran durante la Depresión. Nadie es amable con los demás. A mí ni siquiera me hablan.

    Me preguntó si había visto actos de amabilidad en alguna parte.

    Reflexioné sobre esto y caí en la cuenta de que solo había encontrado amabilidad desde que había salido de la cárcel. Se lo dije.

    —Entonces es mi aspecto —dijo ella. Sin duda era así. La fealdad reprochable que la mayoría de la gente podía soportar tenía un límite, y Mary Kathleen y sus hermanas indigentes lo habían superado.

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