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Libros
Emmanuel Carrère

De vidas ajenas

«En un libro sobrecogedor, Carrère se acerca lo máximo posible a la condición humana. Valor, potencia y una formidable vitalidad narrativa, un libro que no se puede dejar hasta el final» (Raphaëlle Rérolle, Le Monde)
Fui testigo de dos de los acontecimientos que más temo en la vida: la muerte de un hijo para sus padres y la muerte de una mujer joven para sus hijos y su marido. Alguien me dijo entonces: eres escritor, ¿por qué no escribes nuestra historia? Empecé, pues, a contar la amistad entre un hombre y una mujer, los dos supervivientes de un cáncer, los dos cojos y los dos jueces. En este libro se habla de la vida y la muerte, de la enfermedad, de la pobreza extrema, de la justicia y, sobre todo, del amor. Todo lo que se dice en él es cierto. De esta manera presentaba Carrère la edición francesa de este libro ver­daderamente extraordinario. De vidas ajenas recibió el Premio Globe y otros galardones, y la prensa cultural francesa lo eligió la mejor obra narrativa del año.
273 páginas impresas
Publicación original
2011
Año de publicación
2011
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Opiniones

  • Romi Espasandincompartió su opiniónhace 5 meses
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco
    💧Prepárate para llorar

  • Ricardo Moracompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💧Prepárate para llorar

  • Liliana M.compartió su opiniónel año pasado
    🚀Adictivo

Citas

  • Tania Villanuevacompartió una citahace 2 años
    tenía la sensación de que toda la realidad del mundo era aquello, que no existía nada más, que nunca había existido ni volvería a existir nada más
  • Ricardo Moracompartió una citael año pasado
    Navegaba en un estado crepuscular que en un momento dado iba a convertirse en la muerte, y él la acompañó hasta aquel momento. Se puso a hablarle al oído, muy bajo, y mientras hablaba le tocaba suavemente la mano, la cara, el pecho, a intervalos la besaba con un roce de los labios. Aun sabiendo que su cerebro ya no estaba en condiciones de analizar las vibraciones de su voz ni el contacto de su piel, era seguro que su carne los percibía todavía, que ella entraba en lo desconocido sintiéndose rodeada por algo familiar y amoroso.
  • Ricardo Moracompartió una citael año pasado
    El horror moral de imaginar el mundo sin ella, de saber que no vería crecer a sus hijas, pero también el horror físico, que cada vez ocupaba más espacio. El horror del cuerpo que se rebela porque siente que va a ser aniquilado. El horror de saber en cada chequeo algo nuevo que cambia la situación siempre a peor: tratas de pensar que no puede ser que sólo haya malas noticias, pero sí. El horror de los tratamientos, de sufrir sin cesar y para nada, sin esperanza de curarse, sólo para tardar más tiempo en palmarla.

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