El ojo en la mira
- Propietario de los derechos de autor
- Bookwire
- Publicación original
- 2021
- Año de publicación
- 2021
- Editorial
- Ampersand
Opiniones
- Gabriela Torocompartió su opiniónhace 3 años
👍Me gustó🔮Profundo💡He aprendido mucho🎯Justo en el blancoEl devenir de Diamela Eltit como escritora, lectora y mujer crítica de cualquier poder instituido está signado aquí por su propia mano. Y en sus lecturas está su memoria (siempre inscrita en una historia social) y su clara posición política en la vida. Es un libro breve, pero muy contundente y generoso. Creo que sería mejor resumir este ensayo como: de qué manera lee Diamela Eltit y porqué.
- Ana Saenzcompartió su opiniónhace 3 años
👍Me gustó🔮Profundo💡He aprendido mucho🎯Justo en el blanco🐼AdorableUna grata sorpresa fue conocer y leer a Diamela. Muy buenos sus ensayos sobre el arte de la literatura y de la escritura.
- Talia Garzacompartió su opiniónel año pasado
👍Me gustó💞RománticoExcelente publicación, no es una lectura autobiográfica que cae en un cliché heroico desde la feminidad, permite leer una realidad muy diferente a la de uno, situaciones difíciles que viven las personas en dictaduras, yo nunca he vivido en dictaduras ni lo deseo. Celebró la escritura femenina.
Citas
- Valeria Villaloboscompartió una citahace 4 años
Es absurdo pretender mostrar lectura tras lectura, pues la mayoría de los libros operan en la memoria de manera fragmentaria, más bien regidos por una particularidad, por escenas o blancos - Veronica Bujeirocompartió una citahace 3 años
Hace unos años leí con gran atención e interés al filósofo italiano Giorgio Agamben y su ensayo acerca de la contemporaneidad. Según el autor (hoy algunas de sus afirmaciones son muy discutidas) el ser contemporáneo implica situarse en la plena opacidad de su tiempo - Diego Zapatacompartió una citael mes pasado
todavía recuerdo estar absorta y conmovida por el impacto de leer por primera vez literatura. Algo semejante a la hipnosis y a la urgencia por atravesar las páginas: la letra entrando al ojo y produciendo otro real. Un real tan absoluto que se extendía en el encuentro entre el ojo y la letra. Y el ojo, mientras entraba, se retiraba hasta olvidar el órgano porque ya el relato copaba todo el espacio, se ampliaba como la única zona posible, se expandía y yo misma quedaba atrás, suspendida de mí. Sé con certeza total que desapareció el tiempo, la pieza, la cama. Desapareció la enfermedad. Y refulgió el poder de la escritura traspasada por la portentosa capacidad de la letra de producir imágenes, sensaciones, adicción.
Así realicé la lectura de la que sería mi primera novela.
No sabía entonces que entraba en lo que iba a ser todo mi futuro.
