Leonardo Núñez

Al escuchar la palabra Frankenstein, todos imaginamos un enorme monstruo verde de lento caminar y torpe pronunciación, mientras algunos harán la precisión de que en realidad hablamos del monstruo del Doctor Frankenstein. La obra original nos enseña que todo está mal. Ni Víctor Frankenstein es doctor ni su creación es un ser tonto y lento, todo lo contrario. Tal vez por eso su historia es más cautivante y amenazadora. Este texto, considerado el origen de la ciencia ficción moderna, nació en una noche de encierro entre poetas y escritores que se desafiaron a crear la mejor historia de terror. Atrapados por un invierno atroz consecuencia de la explosión de un volcán y por unas tormentas inclementes, cualquiera pensaría que Lord Byron o Percy Shelley serían los ganadores, pero no, en el mismo encierro nació el personaje del vampiro que hoy conocemos, por Polidori, y esta obra, de la genial Mary Shelley, y que más de 200 años después, sigue siendo cautivante. Como bonus, Mary Shelley también escribió la primera novela sobre el fin del mundo por una pandemia: "El último hombre".

Algo que se requiere en cualquier encierro es una buena cantidad de risas. Y pocos libros pueden hacerlo de una manera tan maravillosa como una novela en la que todo es inverosímil, pero al mismo tiempo posible, y en la que los personajes nos recuerdan que no necesitan convencernos de creerles ya que sólo quieren contarnos la verdad. Las aventuras de Juan Pablo, que a veces puede ser el personaje principal, a veces puede ser el autor de carne y hueso, te mantienen al filo del asiento en una hilarante historia que a momentos parece una novela negra, a momentos un pasaje de los "Detectives Salvajes" y en otros una historia de Ibargüengoitia, que nunca deja de sorprender y provocar auténticas carcajadas porque "la verdad tiene estructura de ficción".

Probablemente más conocido por haber creado al mítico Robinson Crusoe, Daniel Defoe fue uno de los primeros novelistas en inglés que tiene uno de los textos más interesantes y duros para acompañar a esta pandemia. A través del relato de un detallado diario, vamos de calle en calle y de barrio en barrio viendo las múltiples facetas y consecuencias de la trágica peste bubónica que azotó Londres en 1665 y que mató a casi una cuarta parte de la población. El texto nos da una muestra de lo peor y lo mejor que puede aflorar de la sociedad en una crisis, junto con una exactitud pavorosa en estadísticas y detalles que hacen aún más valioso el esfuerzo de Defoe, pues nos hace creer que el autor estuvo presente cuando, en realidad, el relato es una reconstrucción histórica novelada dado que él tenía 5 años cuando sucedió. ¿Cómo sería el diario del año del coronavirus en México?

La soledad es uno de los temas recurrentes del universo lovecraftiano, pero uno de sus mejores exponentes se da en esta historia de una expedición científica a la Antártida que termina de manera desastrosa. Enfrentado ante elementos característicos del terror cósmico, en el que los seres humanos aparecen como seres pequeños e insignificantes, el geólogo William Dyer logra transmitirnos su terror en una historia que demanda lo mejor de nuestra imaginación para darnos una idea de las impresionantes cosas que ha visto. Como un dato curioso, esta historia ha sido uno de los proyectos que en múltiples ocasiones Guillermo del Toro ha querido llevar a la pantalla grande, pero hasta el momento no ha logrado debido a lo complejo, costoso y horripilante que sería materializar este universo congelado.

La pandemia ha obligado a muchos a permanecer encerrados y tener que trabajar en casa. Muchos extrañamos nuestras oficinas o lugares de trabajo, pero para otros, huir de esos espacios es un respiro de libertad y felicidad. Una muestra aparece en esta increíble novela autobiográfica en la que seguimos el miserable camino en espiral de una profesionista belga que tiene que enfrentarse a la demandante, y a veces ridícula y sin sentido, cultura del trabajo machista de Japón. Teniendo que soportar que sus jefes la aplastan tanto por ser mujer, como por ser occidental, esta historia ayuda a mirar con ojos críticos la explotación y degradación que muchos soportan en sus trabajos y cómo, después de tocar el fondo, uno puede explorar y ser mucho más de lo que nuestras oficinas nos hicieron creer. Una gran novela para sentirse bien de estar en casa.

La naturaleza del tiempo siempre ha sido una cuestión fascinante en la literatura. ¿Cómo es posible que largos periodos nos parezcan un parpadeo al mismo tiempo que una situación nueva puede hacer que unas cuantas horas se alarguen de manera casi infinita? La montaña mágica, ubicada entre los Alpes suizos, es el lugar en el que se encuentra un sanatorio muy particular en el que la gente se aloja para curar sus males gracias a una serie de terapias de reposo y una vida que transcurre a un ritmo diferente a la del resto del mundo. Aquí, una visita originalmente planificada para durar unas pocas semanas termina prolongándose inesperadamente en una estancia de siete años que permiten observar de una manera única a una parte de la humanidad que, reunida en un sanatorio, muestra lo poco que el mundo ha cambiado en el último siglo cuando se trata de problemas y preocupaciones.

Este es un libro monumental y ambicioso, pues realiza un largo viaje para investigar los orígenes y las múltiples dinámicas que han permitido justificar la desigualdad en varios puntos de la historia y del mapa. Saltando entre la economía, la ciencia política, la historia, la filosofía y hasta la literatura, Piketty realiza una inspección detallada y más profunda de la que originalmente había quedado planteada en "El Capital en Siglo XXI" para comprender el camino que ha pasado desde las sociedades medievales hasta el hipercapitalismo contemporáneo y su relación con la riqueza, la desigualdad creciente y los discursos que las sostienen. El objetivo del texto es lograr abrir camino hacia un nuevo y mejor sistema de repartición que logre superar el capitalismo y la propiedad privada. Las tragedias y múltiples crisis que vendrán en los tiempos venideros nos obligan a pensar críticamente las consecuencias de la desigualdad y, al mismo tiempo, imaginar en serio un nuevo futuro, más igualitario, más próspero para todos. Las utopías pueden ser realistas.