Oscar Wilde

La decadencia de la mentira

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Bajo una apariencia caprichosa y paradójica, las páginas de crítica y estética de Oscar Wilde quizá sean lo más original y perdurable de toda su obra. No sólo nos ofrecen un ejemplo perfecto de lo que debió de ser el Wilde conversador sino que la mayoría de sus ideas, que tanto escandalizaron en su época, han cobrado una vigencia asombrosa con el paso del tiempo. La decadencia de la mentira (1889), el texto predilecto de Wilde, y sin duda el mejor de todos sus escritos de crítica estética, es una brillante diatriba contra el arte realista de su tiempo, que mediante el «culto monstruoso de los hechos» pretende ser el espejo de la vida con toda exactitud. Para Wilde, sus cultivadores «acaban por escribir novelas tan semejantes a la vida que no hay modo de creer en su verosimilitud». Por eso, el Arte nunca debe imitar a la vida, pues «el Arte no expresa nunca otra cosa que a sí mismo». En el momento en que el Arte renuncia a su medio imaginativo, está abocado a un completo fracaso. Lo que hay que hacer «como un deber ineludible es intentar la renovación del antiguo arte de la Mentira», pues la Mentira es la más alta modalidad y el fin propio de todo Arte que se precie y conozca su más íntima naturaleza.
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52 páginas impresas
Publicación original
2012
Año de publicación
2012
Editorial
Siruela
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Opiniones

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Citas

  • Santiagocompartió una citael año pasado
    la Vida imita al Arte mucho más de lo que el Arte imita a la Vida. Esto se debe no solo al instinto imitativo de la Vida, sino a que la meta consciente de la Vida es hallar expresión, y el Arte le ofrece ciertas formas hermosas a través de las cuales puede hacer realidad esa energía.
  • Santiagocompartió una citael año pasado
    El Arte halla su perfección dentro y no fuera de sí mismo. No ha de ser juzgado por patrones externos de semejanza. Es un velo más que un espejo. Tiene flores que ningún bosque conoce, pájaros que no posee ninguna arboleda. Hace y deshace muchos mundos, y puede bajar la luna del cielo con un hilo escarlata. Suyas son las “formas más reales que el hombre vivo[20]”, y suyos los grandes arquetipos de los que las cosas que existen son solo copias inacabadas. A sus ojos la Naturaleza no tiene ni leyes ni uniformidad. El Arte obra milagros a su antojo, y a su llamado acuden los monstruos de la sima. Manda al almendro florecer en invierno, y envía la nieve sobre la mies granada. A su conjuro la escarcha posa su dedo de plata sobre la boca ardiente de junio, y los leones alados salen reptando de las entrañas de los montes de Lidia. Las dríadas acechan su paso en la fronda, y los morenos faunos reciben su llegada con extraña sonrisa. Tiene dioses con cara de halcón que le adoran, y los centauros galopan a su lado».
  • Santiagocompartió una citael año pasado
    Pero el mero hecho de que a ellos les interesen esas cosas las hace inadecuadas para el Arte. Las únicas cosas bellas, como alguien dijo, son las cosas que no nos conciernen. Mientras algo nos sea útil o necesario, o nos afecte de cualquier modo, doloroso o placentero, o apele con fuerza a nuestra compasión, o sea parte vital del ambiente en que vivimos, estará fuera de la esfera propia del arte. Al tema del arte debemos ser más o menos indiferentes. Debemos, en cualquier caso, no tener preferencias, ni prejuicios, ni partidismos de ninguna clase.

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