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Álvaro Enrigue

Muerte súbita

  • betzcclcompartió una citael año pasado
    El rijoso pintor barroco Michelangelo Merisi da Caravaggio, aficionadísimo al juego, vivó sus últimos años en el exilio por haber dejado a un contrincante atravesado a espada en una cancha de tenis. La calle en la que sucedió el crimen todavía se llama «via della pallacorda» –«calle de la red y la pelota»– en memoria del incidente
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Prueba que la Iglesia católica es una institución sin sentido del humor el hecho de que ningún papa se volvió a llamar Sixto después de él, que fue el quinto.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    ENCUENTRO DE CIVILIZACIONES
    Hernán Cortés a uno de sus capitanes en un momento de paz, ambos serenados por el clamor de los insectos en la noche del altiplano: Cuando estos salvajes juegan a la pelota, le cortan la cabeza al ganador. El soldado se rasca la cabeza: Son una raza demoniaca, hay que enseñarles que se le corta al perdedor.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Decía Quevedo:
    Buscas en Roma a Roma, ¡oh peregrino!,
    y en Roma misma a Roma no la hallas.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Había aprendido que no hay que preocuparse por el destino porque tiene un solo derrotero y es el fracaso: nunca nada es suficiente para nadie.
  • Mónica Ramírezcompartió una citahace 3 años
    La descripción de una obra de arte, como la de un sueño, detiene y vuelve decrépito un relato. Una obra de arte sólo sería contable si modificara la raya que va dibujando la Historia, y si una obra de arte, como un sueño, vale la pena ser recordada, es precisamente porque representa un sitio ciego para la Historia. El arte y los sueños no nos acompañan porque tengan la capacidad de mover cosas, sino porque detienen el mundo: funcionan como un paréntesis, un dique, la salud.
  • Mónica Ramírezcompartió una citahace 3 años
    Huanintzin –el doblez debajo de los ojos enrojecido– le sonrió con un orgullo que el cura siempre encontraba un poco temible, como si la consciencia repentina de sus disciplinas de artista superior pudiera de pronto transformarse en acción y borrar de un solo golpe el paso del Dios de los cristianos por esas tierras que quién sabe si de verdad lo necesitaban.
  • Mónica Ramírezcompartió una citahace 3 años
    Había aprendido que no hay que preocuparse por el destino porque tiene un solo derrotero y es el fracaso: nunca nada es suficiente para nadie.
  • Mónica Ramírezcompartió una citahace 3 años
    Si alguien piensa que los objetos del mundo están compuestos todos por el mismo grupo de sustancias y se desplazan sólo por razones mecánicas, es natural que encuentre en las uñas puercas de los santos y vírgenes de Caravaggio –unas uñas en el mundo y la Historia– una voz providencial: la voz de un Dios con más genio que capricho, un Dios distinto a Dios, remoto y desinteresado en exhibirse en milagros diferentes a la combustión o el equilibrio de las fuerzas; un Dios de verdad para todos: los pobres, los malvivientes, los políticos, los putos y los millonarios.
  • betzcclcompartió una citahace 4 años
    En el primer acto del drama, el rey Enrique V recibe a un mensajero de Carlos de Valois, delfín de Francia, que le pide que cese sus reclamos sobre Normandía a cambio del gran tesoro que le envía como regalo. El regalo es un barril sellado. El rey le pide al duque de Exeter que lo abra y adentro hay sólo bolas de tenis: un sarcasmo sobre su inmadurez e impericia política. Enrique se lo piensa y, con la cabeza bien fría, agradece el regalo y dice:
    Cuando nuestras raquetas hayan servido estas pelotas
    vamos, por Gracia de Dios, a jugar un juego en Francia
    que quiebre el saque del rey y presione
    la devolución de su corona
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