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Libros
Charles Simic

Acércate y escucha

Acércate y escucha es un recuento de la poética de este autor que ha sublimado su dolor con ironía y rasgos humorísticos poco usuales en la poesía norteamericana contemporánea. La poesía de Charles Simic se ha distinguido desde los inicios por su nada sosegada observación. No de la Naturaleza, sino de la naturaleza humana siempre compleja para un poeta que desde pequeño aprendió a mirar de soslayo lo que sucedía a su alrededor. «Algunos pájaros pían / otros no tienen nada que decir». Así inicia este maravilloso poemario guiado por el epígrafe de Ralph Waldo Emerson: «Como si necesitásemos ojos para ver», metáfora que habla de la humanidad entera y la incapacidad de descifrar el ajetreo del mundo, en donde todos entran y salen de la vida peleando sin parar.
36 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Opiniones

  • Anacompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    🐼Adorable

    Hermoso

  • b4388747530compartió su opiniónhace 4 años
    🌴Perfecto para la playa

    Y KFC. El uf6😁

  • Mariana del Vergelcompartió su opiniónhace 2 años
    👍Me gustó

Citas

  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 meses
    Antes de que lleguen las lluvias de otoño, hagamos un último pícnic, ahora que las hojas están cambiando de color y la hierba es verde todavía en algunos lugares.
    Pan, queso y algunas uvas negras deberían ser suficientes, además de una botella de vino para brindar por los cuervos perplejos de encontrarnos aquí sentados.
    Si hace frío, y lo hará, te abrazaré. La noche llegará pronto. Estudiaremos el cielo esperando que una luna llena ilumine nuestros pasos,
    y si no la hay, confiaremos ciegamente en tu caja de cerillas y en mi sentido de la orientación cuando estemos buscando el camino a casa.
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 meses
    Barco fantasma
    Esos benditos momentos que fingen que se quedarán con nosotros para siempre; se marcharán pronto, sin una despedida en condiciones. ¿Qué prisa hay? Me escuché decir a mí mismo.
    Tienes derecho a guardar silencio, me dijo la noche mientras estaba sentado en la cama maquinando planes sobre cómo retener al siguiente cautivo en mi cabeza.
    Recuerdo una ventana abierta un día de verano con una grandiosa vista de la bahía y una nube en todo ese azul tan pálida como el caballo que le gusta montar a la Muerte.
    Feliz siempre de estar de palique, me decía esa nube solitaria mientras derivaba hacia el mar, hacia algún barco en el horizonte,
    que ya había zarpado y estaba a punto de desaparecer de mi vista, camino de algún puerto y país sin nombre.
    Un barco fantasma, seguramente, pero mío a pesar de todo
  • Rafael Ramoscompartió una citahace 8 meses
    Tras rezar tu oración
    Tú que estás harto de mi silencio, si estás despierto todavía a esta hora, escúchame mientras te cuento por qué te tengo miedo y me quedo cuidadosamente escondido en un árbol inmóvil como uno de tus búhos meditando a medida que pasan los siglos. Una estrella cae de vez en cuando en el cielo. El mar envía otra ola arisca contra las rocas, diciéndome que me quede donde estoy, incluso aunque yo sea Dios.

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