Libros
Federico Navarrete

Malintzin, o la conquista como traducción

  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Por desgracia nunca podremos ir más allá de estas suposiciones. Porque las vidas, las esperanzas, los amores, las tristezas de esas mujeres apenas tienen cabida en el mundo y las palabras de los hombres, y ellos son los que han escrito la historia. Porque nuestra idea de la conquista de México ha sido construida a partir de la negación de esta participación femenina, de la ignorancia voluntaria y la denigración violenta de sus acciones y sus cuerpos.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    No es casualidad que las imágenes tlaxcaltecas de esta mujer, claves para difundir la personalidad y figura de Malintzin por toda la Nueva España, la representen con el pelo suelto. Ésta era una de las características de las ahuianime, las mujeres que vendían sus servicios sexuales y a la vez realizaban actividades sexuales fundamentales para la vida religiosa, desplegando su fuerza fría, su poder femenino en los momentos en que era requerido para restaurar el equilibrio del cosmos.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Sabían sanar, cuidar, acompañar, dar placer, gestar, dar a luz y cuidar a las hijas e hijos, todas ellas labores indispensables para la vida y sin las cuales los varones que dominaban a las mujeres no hubieran podido mandar, gobernar, hacer la guerra, ni siquiera sobrevivir más de unos cuantos días. No obstante, son labores fáciles de ignorar, que rara vez se mencionan, que se toman por seguras, que no hacen historia.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Fue así la heredera y exponente más conocida de la inteligencia, la capacidad de acción y los poderes desarrollados por estas mujeres que la antecedieron, la acompañaron y la han sucedido. Aun bajo el sistema de dominación masculina ellas supieron crear formas propias de resistencia y adaptación, centradas en las labores que les tocaba realizar, que en la tradición mesoamericana eran consideradas complementarias a las de los hombres.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Malinche, el ser mixto integrado por Hernán Cortés y Malintzin, es el primer producto de esta transferencia del poder masculino de hombres mesoamericanos a hombres españoles.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Podemos decir que Malintzin es como la punta del iceberg de este inmenso universo femenino en dos sentidos.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    La otra historia está por escribirse, pero no es imposible de imaginar. Las historias visuales pintadas por los propios pueblos indígenas en los siglos xvi y xvii dan muchas pistas. Sólo es cuestión de que dejemos de creer que la verdad pertenece sólo a una escritura, la latina; a una historia, la española; a un género, los varones. Sólo es cuestión de abrir los ojos para descubrir las otras historias.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    Pero no se trata aquí de descartar una opción a nombre de la otra, sino de reconocer la desigualdad de género que es constitutiva de nuestra visión de la conquista y de otros episodios históricos: es mucho más fácil que creamos las palabras de los varones y que les atribuyamos a ellos los poderes y las capacidades para determinar la historia; en contraste, es mucho más difícil que reconozcamos la influencia y el poder de las mujeres y que intentemos escuchar sus voces, normalmente acalladas por las voces masculinas.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    En suma, el poderío y amenaza de Malinche no radicaba sólo en que se trataba de un ser de otro mundo, un “dios”, o un “otro” incomprensible, sino también en que tenía el rostro familiar y sorprendente de una cautiva oluteca que hablaba náhuatl y vestía los huipiles más refinados.
  • Ana Saenzcompartió una citael año pasado
    La glorificación de Malintzin fue promovida por Tlaxcala desde mediados del siglo xvi y se difundió por toda la Nueva España. Se convirtió así en un símbolo clave para la identidad cristiana de los indígenas conquistadores. La figura de la traductora nativa enfatizaba la soberana voluntad con que los tlaxcaltecas y los demás indígenas conquistadores asumieron el catolicismo como propio, la libertad con que se aliaron al rey de España y realizaron al lado de los españoles la conquista de los mexicas y el resto de la Nueva España. Los presenta como contrapartes necesarias de la fuerza militar española, como sus conductores y como los vencedores junto con ella, en suma, como conquistadores.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)