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Juan Antonio Vallejo Nágera

Mishima O El Placer De Morir

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  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    «Quiero hacer de mi vida un poema.»
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    Una muestra de la imprevisibilidad de las reacciones humanas masivas la encuentra Mishima cuando alguna de sus obras «mayores», destinadas al grupo de elegidos, como Confesiones, El rumor de las olas, El templo del pabellón de oro, Nieve de Primavera, etcétera, rompen todos los récords de venta en Japón, y tienen, año tras año una aceptación multitudinaria. Por otra parte alguna de las obras «de acción», que él considera menores, las consideran los críticos y el público discriminativo entre sus obras maestras. Lógicamente son éstas escritas en un lenguaje más llano, las más fáciles de traducir sin que pierdan esencia y por ello las más populares en el extranjero (El marino que perdió la Gracia del mar, Sed de amor, etc.). Los autores rara vez son sus mejores críticos.

    Lo más llamativo de esta dualidad de estilos, es que nuestro escritor, tan fragmentado psicológicamente en compartimentos estancos, lleva una especie de doble vida como autor literario. Como persona hemos visto que lleva una «quíntuple vida». Las obras «mayores» las escribe en el estudio de su casa, siempre de madrugada, y para escribir las «menores» no sólo cambia de actitud mental, sino de lugar y horario. Tiene reservada una habitación en el Hotel Imperial de Tokyo, al que por este motivo llama «La cárcel imperial», donde se encierra de vez en cuando dos o tres días seguidos, en los que trabaja casi sin interrupción, día y noche, con unas pocas horas de sueño, despachando de un tirón la obra.
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    En todas las escenificaciones de Mishima la frase final es la clave de la obra. Es muy curioso su modo de trabajo. Siempre empieza por la escena final (la casa por el tejado), y una vez que la tiene resuelta estructura toda la obra en su mente y la compone de una tirada, como Mozart su música, sin apenas corregir. Esto provoca otra peculiar exigencia de Mishima para la puesta en escena de sus obras.
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    «El " rio del cuerpo" brotó como un manantial en la mitad del cauce de mi vida. Me amargaba el hecho de que sólo mi espíritu, invisible, fuese capaz de crear visiones tangibles de belleza. ¿Por qué no podía convertirme a mí mismo en algo esencialmente hermoso que valiese la pena mirar? Vara ello precisaba transformar mi cuerpo.

    »Cuando al fin lo hube logrado, me entró el ansia de mostrárselo a todos, de exhibirlo ante todas las miradas, como- un niño con un juguete nuevo... pero el cuerpo está destinado a envejecer y deteriorarse... no aceptaré este destino. Esto significa que no me resigno a la marcha de la Naturaleza... sé que he empujado a mi cuerpo por un sendero mortífero.»
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    sólo un engendro desagradable, y puede que tenga razón... cuando me contemplo en el espejo me detesto pensando: mira este tipo, pálido y enfermizo que sólo sabe hablar de literatura..., por eso procuro tratar con personas que ignoren que escribo, y portarme con ellas como un estudiante de bachillerato cualquiera..., pero lo cierto es que me he ido convirtiendo en un ser raro y despegado de todo y de todos, a quien sólo le importa escribir»[
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    La dualidad se percibe en el propio rostro. Si el lector hace el experimento de tapar con una cartulina blanca la mitad de la cara, y con la parte visible tratar de intuir el estado de ánimo del niño, se encontrará con que la irradiación sentimental es distinta en cada una de las dos mitades. La media cara derecha (parte izquierda de la foto) es impasible, la izquierda expresa un intenso sufrimiento.

    Esta asimetría facial la tenemos casi todas las personas, y existe una hipótesis que pretende explicarla a través de la modulación por la mímica de los estados de ánimo. Según esta teoría la mitad derecha del rostro expresa la vida psicológica consciente, mientras el subconsciente y el «mundo interior» se manifiestan mímicamente con la mitad izquierda. Mishima parece confirmar esta tesis. Tal duplicidad expresiva se mantendrá hasta el final, y con los años la mitad derecha de su rostro refleja fluidamente la carga afectiva que tiene, o «representa», en ese instante, mientras la izquierda va cristalizando desde el sufrimiento resignado pero desgarrador de la infancia, hacia una seriedad firme y controlada.
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    «...la vida me sirvió un banquete completo de sinsabores, cuando yo era demasiado joven para leer el menú... uno de los platos es que ahora yo esté escribiendo un libro tan extraño como éste (su primera autobiografía)
  • kim claudiacompartió una citahace 5 años
    ha interpretado esta obra (que escribe en una sola noche) como una especie de testamento simbólico. La historia de un rey que construye un templo, que va terminando mientras su cuerpo se destruye por la lepra. «Una metáfora de la transfusión de la propia vida a una sola obra de arte.»
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