bookmate game
Libros
Annie Ernaux

Una mujer

Annie Ernaux se esfuerza aquí por reencontrar los diferentes rostros y la vida de su madre, muerta el 7 de abril de 1986, al término de una enfermedad que había destruido su memoria y su integridad intelectual y física. Ella, tan activa, tan abierta al mundo. Búsqueda de la existencia de una mujer, obrera, luego comerciante ansiosa por mantener su nuevo estatus y por aprender. Puesta al día, también, de la evolución y la ambivalencia de los sentimientos de una hija por su madre: amor, odio, ternura, culpabilidad, y, por último, apego visceral a la anciana disminuida.
«Ya no volveré a oír su voz… Perdí el último nexo con el mundo del que salí.»
64 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Opiniones

  • Francisco Barrenacompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco

    Un bello homenaje a su madre. Interesantes los relatos de la guerra y los años siguientes.
    Muy tristes los últimos años, con la demencia. Creo que ya no hay necesidad de llegar a eso. Ahora hay Dignitas.

  • Valeria Murgiacompartió su opiniónhace 9 meses
    👍Me gustó

    Una narración simple, corta, directa, de la relación de la autora con su madre, a partir de la muerte de ésta. Earnaux tiene un estilo austero que sin embargo llega.

  • MonDa AlbBercompartió su opiniónel año pasado
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    💞Romántico
    💧Prepárate para llorar

    Es un libre hermoso. Lo he terminado llorando. No pude parar de llorar. Es hermoso y triste y verdadero.

Citas

  • Monica Martinezcompartió una citael año pasado
    «era una mujer que encendía todo a su paso», y evocar en desorden escenas en las que aparece

    Mi madre también lo es, será que todas las mamás tienen sobre nosotras una energía que aplasta?

  • Chichemicompartió una citaanteayer
    . El sepulturero esperaba a unos metros, con la pala. Llevaba un mono de trabajo, una boina y unas botas y tenía la tez violácea. Me entraron ganas de ir a hablarle y darle cien francos pensando que seguramente iría a bebérselos. No me importaba, al contrario, era el último hombre que se ocuparía de mi madre cubriéndola de tierra toda la tarde, quería que disfrutara haciéndolo.
  • Chichemicompartió una citaanteayer
    enfermero dijo por teléfono: «Su madre se ha apagado esta mañana, después de desayunar». Eran más o menos las diez.
    Por primera vez la puerta de su habitación estaba cerrada.

    “La habitación de al lado” Almodóvar

En las estanterías

fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)