No sé si sea irrespetuoso decir que a través de este libro conocí y amé a Liliana, me convertí en su amiga y en su admiradora, alcancé a verla recorriendo las calles en la Ciudad de México, degustando la comida y disfrutándolo absolutamente todo: conversaciones, compañía, cigarros, viajes, escritura y su pasión por la arquitectura. Qué hermoso y generoso lo que compartió con todos los que la conocieron.
Cómo describir este libro (no lo sé aún): un homenaje, una investigación, un retrato íntimo, un regalo a una hermana, una denuncia, una vida, un recordatorio, una recopilación de la excelente escritora que es y que fue Liliana.
Es un libro que va más allá de un género. Tiene mucha fuerza. No tiene estilo definido, a veces se siente influenciado por cosas de detectives, otras de misterio pero sin duda alguna NOS HABLA DE LOS FEMINICIDIOS Y PELIGROS A NOSOTRAS LAS MUJERES.
Es el primer libro que leo de Cristina y en el prólogo ella anuncia que fue su primer publicación pero desde este momento ya se siente toda la fuerza de su obra y el señalamiento de que NO ESTAMOS LOCAS, NO NOS MATAN PORQUE SÍ Y NO SOMOS OBJETOS.
Este libro es el grito de todas nosotras que exigimos PAZ en un país que tiene oídos sordos ante nuestras muertes.
Andamos perras, andamos diablas PORQUE ES EL ÚNICO CAMINO QUÉ NOS QUEDA.
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