Libros
Luis María Martínez Rodríguez

Los dones del Espíritu Santo

La Iglesia invoca al Espíritu Santo para que derrame sobre ella su luz y su amor. Como sucedió en Pentecostés, también los cristianos han de prepararse para recibirle en su corazón, invocándole con confianza. Pero, ¿quién es realmente el Espíritu Santo? ¿Por qué es tan importante en la vida de todo cristiano? Lo vemos representado en la iconografía y en el arte, lo menciona cada página del Nuevo Testamento, es citado en toda la liturgia de la Iglesia…, pero sigue siendo desconocido para muchos.

El autor, en este breve y extraordinario texto, ofrece un modo de avanzar en ese trato mediante la consideración detenida de su acción santificadora en cada alma, y lo hace mediante una novena de preparación a la fiesta de Pentecostés, analizando cada uno de los siete dones: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.
129 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
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Citas

  • juan diego esquivias padillacompartió una citahace 5 meses
    Para que podamos superar las dificultades y eludir los peligros, Nuestro Señor ha provisto dándonos un conjunto de virtudes que se agrupan en torno de la virtud cardinal de la Fortaleza. Son la paciencia, la perseverancia, la fidelidad, la magnanimidad, etc., todo un grupo de virtudes que, como un ejército en orden de batalla, está en nosotros para fortificarnos, para alentarnos, para hacernos superar las dificultades y evitar los peligros.
  • juan diego esquivias padillacompartió una citahace 5 meses
    El don de Fortaleza tiene otra medida. ¿Sabemos cuál es? La medida del don de Fortaleza no son las fuerzas humanas, no son las fuerzas angélicas, es la fuerza de Dios, su fuerza infinita, su fuerza omnipotente; por el don de Fortaleza, el Espíritu Santo nos impulsa a todo aquello a donde puede alcanzar la fuerza de Dios.
  • juan diego esquivias padillacompartió una citahace 5 meses
    De manera que para alcanzar la salvación de nuestras almas no basta la virtud de la fortaleza con sus virtudes anexas; se necesita un don, un don del Espíritu Santo que lleva el mismo nombre que la virtud: el don de Fortaleza.

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