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José Luis Meza Rueda

La muerte

  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Otros procedimientos con el cadáver de los que merece hacer mención están dados por la necrofagia, practicada en Melanesia y entre los yanomami del oriente venezolano, y la incineración utilizada tradicionalmente en los países orientales, ampliamente extendida en occidente en la actualidad
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Antiguamente, se enterraba en el centro del poblado. Hoy en día, se hace lejos por orden de la administración colonial
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    En nuestras culturas populares, tanto rurales como urbanas, aún podemos observar cómo no se muere solo. En los últimos momentos de vida, los seres cercanos, vecinos y compadres llegan para acompañar y despedirse del moribundo. También, se aprovecha este momento para enviar mensajes a los familiares que están en el más allá, como, por ejemplo, “dígale que no se olvide de mis necesidades” o “dígale a mi papá que se acuerde que necesito la casita”, mensajes que generalmente se dicen en el oído del moribundo. En los pueblos, existe la práctica de colocar en el ataúd papeles con mensajes dirigidos para los que están en el más allá
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Los ritos son tanto más complejos por cuanto no se trata simplemente de un fenómeno natural (la vida o el alma que abandonan el cuerpo), sino un cambio de régimen a la vez ontológico y social: el difunto debe afrontar ciertas pruebas que conciernen a su propio destino de ultratumba, pero, así mismo, debe ser reconocido por la comunidad de los muertos y aceptado entre ellos. (1983, pp. 155-156
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Hay una función manifiesta: los ritos son para el muerto. Se trata de llevarlo, ubicarlo y lograr su permanencia en el más allá. Pero, desde su función latente, lo que se espera de los ritos es proteger a los sobrevivientes (Thomas, 1991, pp. 116-117). Es tan impactante la muerte de un ser cercano afectivamente que, si no fuera por los ritos que conllevan el proceso de duelo, difícilmente los sobrevivientes podrían hacerle frente a la muerte
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Es evidente, como señalan algunos autores, que la conciencia de la muerte del otro, que condujo a la creencia de la propia muerte, está ligada a muchos otros sentimientos, entre los cuales están la piedad y el respeto, que llevan al hombre a no dejar descomponer en cualquier lugar los cuerpos de sus compañeros, no solo para evitar el horror de la descomposición, sino también porque el logro de la conciencia de lo inevitable de la propia muerte movió a los seres humanos desde los tiempos del neandertal a buscar una experiencia después de esta vida
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Morin, E. (1984). El hombre y la muerte. Barcelona: Editorial Kairos
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    El neandertal no solo enterraba a sus muertos sino que los rodeaba de útiles y alimentos, a la vez que practicaba el entierro secundario, o sea, enterraba, dejaba descomponer, se sacaba los huesos, los pintaba de ocre rojo y los volvía a colocar en posición fetal, rodeado de instrumentos, útiles para la otra vida. “No puede tratarse de una cuestión de instinto, sino de la aurora del pensamiento humano” (Morin, 1994, p. 21). James, en su trabajo La religión del hombre prehistórico, menciona:
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    Morin señala cómo las edades de la humanidad han sido establecidas por lo útiles -la evolución de la cultura material-, pero se ha ido olvidando “que existe otro pasaporte sentimental, que no es objeto de ninguna clasificación, de ninguna explicación, un pasaporte sin visado, pero que contiene una revelación conmovedora: la sepultura, es decir la inquietud por los muertos, o mejor, la inquietud por la muerte” (1994, p. 21)
  • Zakarias Zafracompartió una citahace 3 años
    En el análisis de la cultura popular mexicana, Octavio Paz ha afirmado que “el culto a la vida si de verdad es profundo y total, es también un culto a la muerte. Ambos son inseparables. Una civilización que niega la muerte, acaba por negar la vida” (1984, p. 50). Así mismo, Thomas, en su estudio sobre la muerte, expresa que “el hombre si conociera mejor la muerte no se desvelaría más por huir de ella, ocultarla. Apreciaría mejor la vida y la respetaría antes que nada en los otros” (1983, p. 15)
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