Libros
Martín Caparrós

Echeverría

Buenos Aires, 1830. La Argentina acaba de empezar y no sabe, todavía, cómo ser. Un joven, entonces, decide que tiene una misión: debe inventar, para hacer de su país naciente un país real, una literatura. Sus grandes poemas románticos terminarán por conseguirlo y el joven Echeverría se convertirá en el poeta nacional. Esteban Echeverría vive esos años turbulentos tironeado entre su tarea y su enfermedad, sus amores y el miedo, la ciudad y la pampa, la poesía y la militancia contra la dictadura, que terminará por llevarlo al exilio. En este cruce de variadas pasiones, Martín Caparrós escribe una novela monumental que es también la biografía de una de las figuras más significativas de la historia y la literatura argentinas, un paseo por unos tiempos turbios, una mirada sobre el oficio del escritor y, sobre todo, un relato trabajado, lujoso, sugerente.
325 páginas impresas
Publicación original
2016
Año de publicación
2016
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Citas

  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Otro uso –contradictorio– de la historia: ahora sí que no pasa lo que pasaba antes. O sea: estamos mucho mejor y cada vez mejor, hay que esperar. La confianza más o menos pasiva que te aquieta, chupetín de la historia.
    No me interesa usar el pasado para pensar el pasado como un presente, sino el presente como un pasado: ponerlo en perspectiva histórica y desarmar –un poco– la mayor trampa que tienden todas las culturas: que esa cultura va a durar para siempre. Todos los tiempos creyeron que serían así para siempre: que nunca se volverían pasado. Todos los tiempos se volvieron.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Pero también la sumisión de los indios a cambio de subsidios, el culto de la personalidad, el intento de compra del poeta, los pagos a periodistas y sus medios, los grandes fastos cívicos a cargo del gobierno, lo popular como verdadero frente a lo culto como falso, el aparato de control del Estado utilizado como organización política, las purgas en el séquito del jefe, los enriquecimientos, el uso caudaloso del fervor patriótico y, sobre todo, la sensación –que ya entonces escribía Echeverría– de que la Argentina podría haber sido un gran país pero había perdido su oportunidad.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 2 años
    Nunca lo piensa mientras dura. Pero después –tantas veces, después– pensará con angurria en esos días felices, amargos, vertiginosos en que había encontrado una misión, una razón para su vida. Después –pocos años después–, ya casi viejo, en su destierro, recordará cargado de nostalgia ese momento en que sabía para qué vivía. Y tratará de recuperarlo aunque después –esos años después– se preguntará si realmente había sido así, si su memoria, una vez más, no estaría volviendo mármol lo que había sido barro.

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