Junior Zapata

Elvis, Pitágoras y la historia de Dios

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Cinco siglos antes del nacimiento de Jesús, Pitágoras enseñaba que el universo vibraba porque había una realidad más grande de la que nos podíamos imaginar. En el siglo XVI, el director del coro de Lutero inició un movimiento de adoración en el cual usaba por vez primera la armonía en los arreglos musicales del coro. En el siglo XIX, Friedrich Nietzsche, caudillo del ateísmo, habló de lo que él llamaba «valores cristianos», y en el siglo XX, Presley inició la popularización de la música cristiana. Dios ha estado siempre presente en la historia de la humanidad sin haberse dejado encerrar en lugar alguno. En esta obra, Junior Zapata nos ayuda a verlo activo en medio de toda esa historia.
Este libro no está disponible por el momento.
248 páginas impresas
Publicación original
2013
Año de publicación
2013
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Citas

  • Panchito Lectorcompartió una citahace 3 años
    El resultado de que la política influyera en el cristianismo no fue el mejor, pero eso sucede siempre que los cristianos buscan el poder más que el servicio.
  • Alejandro Marín Gonzálezcompartió una citahace 4 años
    El sitio godandscience.org describe parte de la historia de esta manera: «Aldrin había traído con él un estuche diminuto con los elementos de la Santa Cena que le había dado su iglesia, el cual contenía una copa de plata y un frasquito de vino casi del tamaño de la punta de su dedo. Durante la mañana, él transmitió por radio: “Houston, aquí Águila. Este es el piloto de ML (Misión Lunar) hablando. Me gustaría pedir algunos momentos de silencio. Me gustaría invitar a cada persona que está escuchando, quienquiera que sea o dondequiera que pueda estar, a contemplar por un momento los acontecimientos de las últimas pocas horas y dar gracias según su propia manera individual».

    «Cuando la transmisión terminó», escribiría Aldrin más tarde, «abrí los pequeños paquetes plásticos que contenían el pan y el vino. Eché el vino en la copita que nuestra iglesia me había dado. En la gravedad de la Luna (un sexto de la gravedad terrestre), el vino serpenteó con lentitud y graciosamente salió por un lado de la copa. Entonces leí las Escrituras: “Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto” […] El cuerpo de metal del Águila chirrió. Comí la diminuta hostia y tomé el vino. Di gracias por la inteligencia y el espíritu que había traído a dos jóvenes pilotos al Mar de la Tranquilidad. Era interesante para mí pensar: El primer líquido alguna vez vertido en la luna, y el primer alimento comido allí, fueron los elementos de la Santa Cena».2
  • Alejandro Marín Gonzálezcompartió una citahace 4 años
    Investigar la naturaleza, ya sea el mundo subatómico o los agujeros negros, no solo es algo válido para los hijos de Dios, sino que se trata de una obligación, ya que Dios originalmente nos dio dominio sobre la naturaleza.

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