Básicamente un tipo que fue educado en una familia hiper-religiosa dónde sufrió abuso teológico y se pasa 270 páginas quejándose de ello en un tono irónico, absurdo. Mientras, de manera no intencional fabrica escenarios fatalistas en su mente en los cuales piensa que Dios (en quién no cree) lo castigará.
Me recuerda a mí.
¡Gracias a Dios soy atea! Compadezco al autor, sin embargo su catastrofismo es hilarante. Me encantó. Es muy divertido