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Élisabeth Roudinesco

Nuestro lado oscuro

  • Érika Hdezcompartió una citahace 10 días
    cuerpo del cristiano, vivo o muerto», escribe Jacques Le Goff, «se halla a la espera del cuerpo de gloria que revestirá si no se complace en el cuerpo de miseria. Toda la ideología funeraria cristiana jugará entre el cuerpo de miseria y el cuerpo de gloria y se ordenará en torno al desgarramiento del uno hacia el otro.»
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    ahí la idea de que la mística vendría a ser una prueba que pasa por el cuerpo, una «ciencia experimental» que pone en juego la alteridad en forma de lo absoluto: no sólo el otro que reside en nosotros, sino también la parte olvidada, reprimida, sobre la que se construye la institución religiosa, una parte incognoscible, ligada a una iniciación.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    Michel de Certeau subraya que la configuración mística que prospera desde el siglo XIII hasta el XVII, y que llega a su fin con el Siglo de las Luces, extremó la confrontación con la instancia declinante del cosmos. Basada en el reto de una posible restauración de la unidad del mundo, en detrimento de la del individuo, la literatura mística presentaría, por consiguiente, todos los rasgos de aquello que combate y postu‍
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    cuerpo carnal, descompuesto o magullado, o por el contrario intacto y sin estigmas, fascinaba a los santos y las santas, exaltados por la anormalidad. Esta relación particular con la carne se debe sin duda al hecho de que el cristianismo es la única religión en la que Dios se encarnó en un cuerpo humano a fin de vivir y morir como hombre y como víctima.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    Ya se trate de hombres o de mujeres, los mártires del Occidente cristiano supieron rivalizar en horror en la relación corporal que mantenían con Jesús.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    Cuando fueron adoptados por ciertos místicos,1 los grandes rituales sacrificiales –desde la flagelación hasta devorar inmundicias– se convirtieron en la prueba de una sagrada exaltación
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    Tanto en lo referente a los místicos, que ofrecían sus cuerpos a Dios, como entre los flagelantes, que imitaban la pasión de Cristo, o incluso cuando se estudia la peripecia vital, sangrienta y heroica, de Gilles de Rais –y sin duda en muchas otras historias–, encontramos, con diferentes rostros, la alternancia de sublime y abyecto que caracteriza nuestro lado oscuro en su aspecto más herético, pero también más luminoso: una servidumbre voluntaria concebida como la expresión de la suprema libertad.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    dioses sino a Dios. De conciencia culpable, dividida entre caída y redención, estaba destinado a sufrir, tanto por sus intenciones como por sus actos. Dios era su único juez. Por consiguiente, tras haberse convertido en monstruo por culpa del Demonio tentador, que le había inculcado el gusto por el vicio y la perversidad, siempre podía, por la fuerza de su fe, o tocado por la gracia, volverse tan humano como el santo que aceptaba las sevicias enviadas por Dios.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    sin embargo, en el corazón de ese sistema de pensamiento, que definía los contornos de la Ley y de su transgresión, de la norma y de su inversión, todo hombre que hubiera alcanzado la cumbre de la gloria podía verse obligado en cualquier momento a descubrir que era perverso –es decir, monstruoso, anormal– y a llevar una vida paralela, la de una humanidad abyecta.
  • Érika Hdezcompartió una citahace 11 días
    Aunque los perversos resulten sublimes cuando se vuelven hacia el arte, la creación o la mística, o abyectos cuando se entregan a sus pulsiones asesinas, constituyen una parte de nosotros mismos, una parte de nuestra humanidad, pues exhiben lo que nosotros no dejamos de ocultar: nuestra propia negatividad, nuestro lado oscuro.
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