Jiddu Krishnamurti

El conocimiento de uno mismo

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«Antes de que busquéis, antes de que vayáis de instructor en instructor, de organización en organización, de creencia en creencia, será sin duda importante que averigüéis quién es la persona que busca, y qué es lo que busca.» -J. Krishnamurti

El conocimiento de uno mismo reúne catorce conferencias pronunciadas por el siempre lúcido, implacable y espléndido Krishnamurti: «Antes que nada se necesita una mente serena, una mente no perturbada, para comprender cualquier cosa». Esta serenidad, entre otras cosas, nos la transmite el mismo Krishnamurti con sus palabras, fuertes y alentadoras, siempre vivas.
Este libro no está disponible por el momento.
283 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2010
Año de publicación
2010
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Opiniones

  • Sofi Aguilarcompartió su opiniónhace 3 años
    💡He aprendido mucho

Citas

  • galvanbrissacompartió una citahace 3 años
    Si estoy relacionado con una persona porque la necesito, fisiológica o psicológicamente, esa relación se basa, entonces, en una idea, es obvio, porque deseo algo de esa persona.Y una relación así, basada en una idea, no puede ser un proceso atorre-velador. Es tan sólo un impulso psicológico, una actividad, una monotonía en la que se ha establecido el hábito. En consecuencia, una relación semejante implica siempre tensión, pena, contienda, lucha, y es causa permanente de angustia.
  • Nikolai C.compartió una citahace 2 meses
    De manera que el problema del desapego no tendría que surgir jamás, porque sólo el hombre que posee piensa en renunciar, pero jamás se pregunta por qué posee, cuál es el trasfondo que le hace ser posesivo. Cuando comprende el proceso de poseer, entonces está naturalmente libre de la posesión; no cultiva un opuesto como el desapego. Y la relación será tan sólo un estímulo, una distracción, en tanto estemos usando a otro como un medio de gratificación propia o como una necesidad para escapar de nosotros mismos. Usted se vuelve muy importante para mí porque en mí mismo soy muy pobre, soy nada; por lo tanto, usted lo es todo. Una relación así por fuerza tiene que generar conflicto, dolor; y algo que ocasiona dolor ya no sigue siendo una distracción. Por consiguiente, deseamos escapar de esa relación, y a eso lo llamamos desapego.

    Así, pues, en tanto usemos la mente en la relación, no podremos comprender la relación. Porque, a fin de cuentas, es la mente la que nos incita al desapego. Tan pronto cesa ese amor comienza el proceso de apego y desapego. El amor no es producto del pensamiento; no podemos pensar acerca del amor. Es un estado de ser, y cuando la mente interfiere con sus cálculos, sus celos, sus múltiples y astutos engaños, se suscita el problema de la relación. La relación sólo tiene un significado cuando es un proceso en el que uno se revela ante sí mismo, y, si en ese proceso uno sigue profundizando amplia y extensivamente, entonces en la relación hay paz; ya no es la contienda, el antagonismo entre dos personas. Sólo en esta quietud, en esta relación donde fructifica el conocimiento propio, hay paz.

    16 de julio de 1949
  • Nikolai C.compartió una citahace 2 meses
    De manera que el problema del desapego no tendría que surgir jamás, porque sólo el hombre que posee piensa en renunciar, pero jamás se pregunta por qué posee, cuál es el trasfondo que le hace ser posesivo. Cuando comprende el proceso de poseer, entonces está naturalmente libre de la posesión; no cultiva un opuesto como el desapego.

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