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Nestor Braunstein

Clasificar en psiquiatría

En mayo de 2013 se proclamó oficialmente el DSM-5, redactado por especialistas de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos, un «manual estadístico y diagnóstico» con el que se pretende “unificar” y “digitalizar” los diagnósticos para servir a los fines de la industria, el estado y las compañías de seguros. Clasificar en psiquiatría exhibe y discute la última expresión de esa ominosa empresa de encasillar «anomalías” que no se llegan a entender para encargar a la medicina el cuidado de las “normas” y el “orden” dejando al derecho la relación con las “reglas” y la “ley”.
143 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2013
Año de publicación
2013
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Citas

  • Aniecompartió una citael año pasado
    Como desde siempre se ha sabido que se puede influir sobre las personas y sobre sus conductas por medio de sustancias químicas (alcohol, café, tabaco, sustancias de origen vegetal que alteran la conciencia, etc.), los anormales pasaron a ser clientes de la provechosa industria psicofarmacológica que desarrolló nuevas sustancias en el laboratorio y pasó a venderlas como “específicos” en las farmacias. El psiquiatra no se limita a clasificar y eventualmente segregar a los “diagnosticados” sino que ahora dispone y dispondrá cada vez más de herramientas para “normalizar” a esos sujetos sin que sea necesario que tenga una idea de las causas (en el vocabulario médico, la “etiología”), y aun sabiendo que no hay una “patología” (anatómica, histológica) de esos “trastornos” ni una fisiopatogenia, un conocimiento de los mecanismos involucrados, que siempre se dice que está por venir, que en algún día ya próximo se conocerán los neurotransmisores responsables. Basta presuponer una alteración de los neurotransmisores y saber que (y cómo) se puede actuar sobre algunos de ellos para estar en condiciones de “regular” los comportamientos por medios químicos con sustancias “psicoactivas”
  • Aniecompartió una citael año pasado
    La conformidad con “lo esperado” según las normas de la cultura será sinónimo de salud; la impugnación, de enfermedad. Se trata de dos usos o dos realidades de “la norma”: por una parte, a] la norma que se opone a la irregularidad y el desorden —perteneciente, más bien, al campo del derecho; por otra parte, b] la norma como lo que se opone a lo patológico y lo mórbido convertido en “morboso”, que se inscribe en el campo de la medicina. La psiquiatría queda incluida en el espacio entre las dos normas y en cada una de ellas pone un pie que le sirve de apoyo
  • Aniecompartió una citael año pasado
    La psiquiatría incorpora toda la masa de las “conductas anormales”, a veces y en nuestra época llamadas “disfuncionales”,[2] apoderándose de lo que pertenecía al discurso moral, jurídico o policial

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