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Libros
Juan Malpartida

Al vuelo de la página

  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Una persona intensamente lectora quizás no pueda leer a lo largo de una vida de ochenta años más de siete u ocho mil volúmenes, y eso, creo, como mucho. Es posible que lectores como Pere Gimferrer, metódico y capaz de leer –según dicen los que le conocen– a más de cien páginas por hora, es posible, digo, que pase de los diez mil, pero es raro.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    La paternidad es necesaria, se impone desde el momento en que los niños no son autónomos y su capacidad de sobrevivir depende de los adultos. Lo mismo ocurre en una guerra, cuyo objetivo, además de ganar al enemigo, es hacerlo con el menor número de bajas propias posibles, y para eso no es aconsejable que cada soldado lo haga de manera autónoma y según su propio cálculo estratégico. Pero lo deseable es dejar de ejercer como padre que toma las decisiones por el hijo, y por lo tanto llegar al día en que uno mira de frente a una criatura que decide por sí misma su vida.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Esta aspiración ideal choca siempre con nuestra aspiración afectiva: ¡ojalá sus aspiraciones tengan en cuenta mis deseos! Pero el ideal paterno ha de ser sólo esa exclamación y luego hay que esperar que coincidan las elecciones con las necesidades afectivas. Educar no es un acto suicida, en el sentido humorístico de Fernando, que supone la capacidad de elegir por los otros (haz esto y lo otro, porque es así como has de hacerlo, porque yo te lo indico, o te lo mando, porque es lo mejor, ya lo verás), porque uno siempre ha de aspirar a prescindir de esa actitud de decidir por los otros (cuyos extremos quizás sean la paternidad y los jefes en la guerra, cuyo cometido es decidir y ordenar por los otros, y que, finalmente, tienen que asumir, como parte de su mundo de mando y obediencia, la muerte de los otros que, necesariamente, han de haber aceptado sus decisiones).
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Pero esa autonomía no significa carencia de vínculos, ni falta de dependencia: los afectos son dependientes porque nos enlazan a los destinos de otras personas, y no podemos abandonarlos –o no tan fácilmente– cuando nos conviene. Ser autónomo es saber que soy responsable de mis actos y por lo tanto en mí ha de radicar –hasta donde pueda– la orientación de mis elecciones. Hay una actitud suicida en el acto de educar, porque lo hacemos para que puedan prescindir de nosotros, decía en algún momento Savater. Es cierto, pero ese suicidio lo es sólo como educadores. Los alumnos, necesariamente, dejan de serlo una vez que aprenden la lección, pero no necesariamente los hijos porque el acto de ser padres, o madres, va más allá de educarlos para que sean libres y responsables; los educamos y los acompañamos en su crecimiento, también, para que sean nuestros cercanos. Por un lado queremos que sean autónomos, por el otro esperamos que esa autonomía consista, también, en el reconocimiento libre de lo que nos une, en definitiva, en que su autonomía lo sea menos, una libertad compartida, quizás la única que tenemos.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    EDUCACIÓN Y AUTONOMÍA
    Decía el otro día Fernando Savater en una conferencia sobre educación que la labor del profesor y de los padres es educar para la autonomía, es decir: para que los alumnos y los hijos puedan prescindir de nosotros. Fernando Savater tiene un hijo, como todos sus lectores saben desde que publicó sus dos libros de aristotélicos títulos: Ética y Política para Amador, así que sabe que no sólo educamos para que sean autónomos, porque en la relación filial y paternal hay una dimensión central que es el afecto, y el afecto tiene una relación contradictoria con el ideal ético de la educación, el de contribuir a la autonomía de los individuos. Sin duda Savater estaba prescindiendo de los otros conceptos con el fin de ser claro. Pero yo quiero señalar esa dimensión de enganche: la afectividad. Lo pienso más en estos meses en que mi hija vive en Estados Unidos, donde estudia su último año de bachiller. Aunque vive con una familia, la que le tocó en suerte, tiene una autonomía en sus decisiones que no tenía aquí. Mi control, activo y pasivo (el que se ejerce por la mera presencia, de carácter coactivo), casi ha desaparecido: ella decide de manera autónoma muchos de sus actos.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    En fin, para concluir: pienso que Eduardo Haro Tecglen no ha cambiado de ideas en muchos años. En 1974 o 75 publicó un diccionario de términos políticos, y al reeditarlo recientemente no cambió nada, salvo que le añadió un nuevo prólogo en el que dice, entre otras frases significativas, lo siguiente: «Marx o Engels. Stalin o Franco, Hitler o Mao son personas que no se distinguen por la relevancia de su pensamiento o su doctrina (el que más, Mao)». A quien puede afirmar esto y corregirlo en pruebas sin que le tiemble el pulso, no se le puede pedir que distinga mucho en nada. Haro, ya lo dice él mismo en ese prólogo, piensa lo mismo ahora que entonces, de la historia, de la política, es decir, de lo que cambia y nunca puede ser del todo lo mismo. Haro piensa lo mismo desde hace tanto tiempo que resulta evidente que hace mucho tiempo que dejó de pensar, si es que alguna vez lo hizo.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    ¿Qué hombre no cree que sus defectos en él lo son menos e incluso que tal como él encarna algunos de ellos no dejan de tener gracia?
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Tengo varios amigos judíos, y nunca, nunca, resfriados, enamorados o en pleno divorcio, he observado en ellos diferencias diferenciales que no pueda encontrar en un mahometano, protestante, católico o ateo. Estoy muy a favor del Estado de Israel: creo que todo pueblo ha de tener un espacio donde cultivar las patatas y sus propias costumbres, y además creo que es bueno que dejen de esperar la tierra prometida. Que se desengañen de una vez, los dioses prometen y prometen, pero no son de fiar.
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    Inmediatamente recordé estos versos de Antonio Machado: «El ojo que ves no es ojo/porque tú lo veas;/es ojo porque te ve».
  • Adal Cortezcompartió una citahace 3 años
    ¿De qué nos vale pensar mil cosas si ninguna de ellas transforma nuestros actos? Hay que pensar caminando. El ritmo de los pasos marca el ritmo del pensamiento.
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