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Cuentos de navidad

La Navidad, siempre muy presente en la literatura, ha inspirado relatos magníficos, y son muchos los grandes escritores que se han acercado a ella. En esta antología se refleja la alegría, el sentido de comunidad, la excitación espiritual, la oportunidad de cambio, los deseos, la nostalgia e incluso el rechazo que estas fechas despiertan en muchos de nosotros, porque, si bien es cierto que la tradición invita a los buenos sentimientos, no lo es menos que se presta a una variedad sorprendente de estilos y de tonos: no faltan aquí ni el humor, ni la oscuridad, ni la crítica social, ni la fantasía, ni la tragedia. De Berlín a Brooklyn, de un pueblecito sardo a un rancho del Lejano Oeste, de la Provenza a Nueva Zelanda, de un aristocrático salón a un pueblo de mineros, de Dublín a un cohete espacial…: en todos esos lugares veremos celebrar la Nochebuena, la Navidad, el día de San Esteban, la Nochevieja o el día de Reyes, y en todos ellos ocurrirá algo que ilustre el espíritu navideño… o bien lo desmienta.

Los 38 Cuentos de Navidad seleccionados por Marta Salís proceden de distintas tradiciones occidentales (anglosajona, germánica, nórdica, mediterránea, eslava). De los hermanos Grimm y E. T. A. Hoffmann hasta Joyce, Capote o Auster, y alternando clásicos como Canción de Navidad de Dickens o La niña de los fósforos de Andersen con piezas poco conocidas e inéditas, este volumen abarca dos siglos de literatura navideña desde los ángulos más distintos y con las más diversas intenciones.
720 páginas impresas
Publicación original
2015
Año de publicación
2015
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Opiniones

  • jsansoresrodriguezcompartió su opiniónhace 4 años

    Un poco tedioso por momentos, no todas las historias atrapan, algunas poco conocidas. Sino eres fan de la navidad, no te lo recomiendo.

  • b1094909178compartió su opiniónhace 4 años
    🐼Adorable

    Es muy antiguo

Citas

  • Mariana Aguilarcompartió una citaayer
    Mi tío no quería saber nada de la compasión, algo que no le gustaba, pues lo consideraba una debilidad. La severidad inmutable le parecía superior a cualquier género de condescendencia. Por eso en la casa, así como en las numerosas aldeas pertenecientes a este rico hacendado, reinaba perpetuamente una profunda tristeza que compartían gentes y animales.
  • Mariana Aguilarcompartió una citaayer
    Era invierno, un invierno muy crudo. Había tales heladas que por la noche las ovejas morían de frío en los establos, y los gorriones y las chovas caían ateridos sobre la tierra congelada. En aquel tiempo, mi padre se encontraba en Yelets por obligaciones de su cargo y ni siquiera para Navidad había prometido regresar a casa, así que fue mamá la que se dispuso a viajar a su encuentro, para no dejarle solo en una festividad tan bonita y alegre
  • Mariana Aguilarcompartió una citaayer
    a llanura, los setos, los olmos de los cercados, todo parecía muerto, devastado por el frío. Ni los hombres, ni los animales salían al exterior; solo las chimeneas de las cabañas de blancos tejados revelaban la vida oculta, con las delgadas columnas de humo que ascendían rectas en el aire glacial.

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