Libros
Hannah Hurnard

Pies de ciervas en los lugares altos

Con más de 2.000.000 de ejemplares vendidos es una de las obras alegóricas mas leídas y más conocidas de la literatura cristiana. Dramatiza el anhelo del creyente de elevarse y ser conducido por Cristo a las cumbres del amor, el gozo y la victoria: Cuenta las aventuras de “Miedosa”. De como escapó de la vigilancia de sus parientes, los “Temerosos”, y se fue en compañía del” Rey-Pastor” a los Lugares Altos, en cuyas cumbres halló el “perfecto amor echa fuera el temor”. Allí se gana un nombre nuevo y unos “pies de ciervas” que la capacitan para saltar de una cumbre a otra. Con todo ello personifica las actitudes de la mente, del corazón y del carácter, factores que hacen tambalear al cristiano en su viaje hacia “los lugares altos” más cercanos a Dios.
205 páginas impresas
Propietario de los derechos de autor
Bookwire
Publicación original
2011
Año de publicación
2011
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Opiniones

  • Samuel Jediaelcompartió su opiniónhace 3 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    💞Romántico
    💧Prepárate para llorar

    Brutal

  • Willson Barrientoscompartió su opiniónhace 5 años
    👍Me gustó
    💧Prepárate para llorar

  • 1LuisitaPuertocompartió su opiniónhace 8 años
    💞Romántico
    💧Prepárate para llorar

Citas

  • 1LuisitaPuertocompartió una citahace 8 años
    Primero -dijo ella- aprendí que debo aceptar con gozo todo lo que tú permites que me suceda en mi camino y asimilar todo aquello a lo que me guías en mi senda. Nunca debo tratar de evadir las cosas, sino aceptarlas y poner siempre mi propia voluntad sobre el altar, diciendo: «Heme aquí; soy tú sierva Aceptación-con-Gozo».
    Él asintió con la cabeza sin decir palabra, y ella prosiguió:
    –Aprendí también que debo soportar todo lo que otros hagan en contra mía y perdonarles sin ningún rastro de rencor ni huella de amargura en mi corazón, diciéndote: «Heme aquí. Soy tu sierva, la que Carga-todo-con-Amor; dame las fuerzas, la sabiduría y el poder necesarios para sacar bien de este mal».
    Él asintió de nuevo con la cabeza, y ella sonrió con más dulzura y felicidad aún.
    –La tercera cosa que he aprendido es que tú, mi Señor, nunca me has mirado como yo era entonces: lisiada, débil y deforme, además de cobarde. Tú me viste desde el primer momento como sería cuando hubieras cumplido tu promesa de traerme a los Lugares Altos, donde se realiza aquello de que «No habrá nadie que camine con la serenidad de una reina, ni con más gracia que ella». Siempre me trataste con el mismo amor y gracia como si yo ya fuera una reina y no una desdichada Miedosa.
    Dicho esto, levantó la cabeza, miró a su rostro y por un instante no pudo decir más; pero finalmente añadió:
    –Mi Señor, no soy capaz de decirte cuánto deseo mirar a otros de la misma forma.
  • Panchito Lectorcompartió una citahace 2 años
    No creo que me importara mucho, con tal que fueras Tú quien lo hiciera. Cumple sólo tu voluntad y designa tu camino para mí, Pastor. Lo demás nada importa.
  • Panchito Lectorcompartió una citahace 2 años
    Bueno -replicó él jocosamente-, pues la única manera de desarrollar pies de cierva es ir por los caminos por donde van las ciervas, como éste, por ejemplo.
    Miedosa temblaba y le miraba con vergüenza.

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