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Claudio Magris

Otro mar

En vísperas de la Gran Guerra, el joven Enrico, helenista y filósofo, se embarca para Sudamérica y desaparece en el anonimato y en la soledad, un gaucho en la remota Patagonia. Abandona su Gorizia, todavía de los Habsburgos, con su mosaico de culturas diferentes: la ciudad del Michelstaedter, el amigo que ha marcado para siempre su destino, haciéndole vislumbrar un absoluto que no conseguirá alcanzar y sin el cual no conseguirá vivir, dejándole una herencia espiritual que será el único sentido de su vida pero que, demasiado elevada y opresiva, acabará por sumirla en una destructora y obsesiva fidelidad.

Entre la fuga a la Patagonia y el retorno al mar istriano, entre la caída del imperio y las tragedias de la segunda guerra mundial y del comunismo, entre los grandes espacios transoceánicos y el empecinado retiro inmóvil en un escollo del Adriático, la existencia de Enrico, rica de aventuras, amores y vicisitudes, se consume internamente en un ansia de perfección que la conduce a la nada, se quema por exceso de luz y se cierra en un amargo y nostálgico rechazo, sobre el gran fondo del mar, de su encanto y de su vacío. En una narración seca y cortante, acompasada por la sucesión de los hechos y confiada a una escritura épica y esencial, animada por fulminantes epifanías y abierta a continuos escorzos sobre otros personajes, historias y pasiones, Claudio Magris cuenta la historia de un amor por la vida que arriba a la imposibilidad de vivir, una parábola que alude a la odisea de otros grandes fugitivos de la literatura y de la cultura moderna.
105 páginas impresas
Publicación original
1992
Año de publicación
1992
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Citas

  • Talia Garzacompartió una citahace 3 años
    Pero para ambos, e incluso para la hermana, es difícil besar ese rostro más agrio que materno; hay un misterio doloroso en esa dura arruga en la boca, como en cualquier corazón que siente dificultad para amar. Es una amarga pena sin compasión, pero allí en el puente, contemplando la estela que se pierde inmediatamente engullida por la noche, Enrico decide no volver a pensar en ese rostro, en la recíproca deuda sin cancelar y en los malentendidos
  • Talia Garzacompartió una citahace 3 años
    uerte ahora lejana del padre, su familia, gracias a unos cuantos molinos en Gorizia, había mantenido un modesto bienestar, y además el dinero era el único viático que su madre era capaz de darle.
  • Talia Garzacompartió una citahace 3 años
    despistar a quién sabe quién, sino porque de aquel mar oscuro, que suena uniforme allí debajo, sube y lo envuelve una irresistible despreocupación por todo lo que cae de los bolsillos. Se siente orgulloso de ello, es una virtud anónima que no le pertenece pero que en cierto modo trae consigo el honor, como en la sentencia preferida por Nussbaumer para los ejercicios de traducción.

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