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Miguel de Unamuno

Abel Sánchez

103 páginas impresas

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Opiniones

  • Jessica Garcíacompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo

    La historia de un hombre enfermo de envidia, celos y rencor contra su amigo de infancia, que cargó con su mala sangre durante tres generaciones. Tiene fantásticos argumentos filosóficos referentes al mito de Caín y Abel. Nunca me había o no recuerdo haberme topado en la literatura con un personaje masculino como Joaquín que tuviera ese grado de exaltación y que cayera en paroxismos semejantes debido a su mala sangre. A veces me resultaban hasta cómicos los diálogos entre los 2 protagonistas porque Joaquín en la menor oportunidad siempre aventaba su veneno, viejo enfermo, yo pensaba, jaja. Un hombre que nunca estaba satisfecho con el mal que le podía llegar a desear a Abel, siempre quería algo más. Y así se pasó la vida, cegado de odio sin poder ver las cosas buenas que sí le habían pasado.

  • Armando Mendozacompartió su opiniónhace 7 años
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco

    Una lectura bastante amena, perfecta para entrar en reflexion un dia libre por la tarde.

  • Mauricio De Martinicompartió su opiniónhace 4 años
    👍Me gustó
    🔮Profundo
    💡He aprendido mucho
    🎯Justo en el blanco
    🚀Adictivo
    💧Prepárate para llorar

Citas

  • Elizabeth Moscosocompartió una citahace 9 años
    —Es que esa mujer está jugando conmigo! Es que no es noble jugar así con un hombre como yo, franco, leal, abierto... Pero si vieras qué hermosa está! Y cuanto más fría y más desdeñosa se pone más hermosa. Hay veces que no sé si la quiero o la aborrezco más...!
  • Elizabeth Moscosocompartió una citahace 9 años
    Tenía que aplastar con la fama de mi nombre la fama, ya incipiente, de Abel; mis descubrimientos científicos, obra de arte, de verdadera poesía, tenían que hacer sombra a sus cuadros. Tenía que llegar a comprender un día Helena que era yo, el médico, el antipático, quien habría de darle aureola de gloria, y no él, no el pintor. Me hundí en el estudio. Hasta llegué a creer que los olvidaría! Quise hacer de la ciencia un narcótico y a la vez un estimulante!»
  • Elizabeth Moscosocompartió una citahace 9 años
    el hielo me apretaba el corazón. Eran como llamas de hielo. Me costaba respirar. El odio a Helena, y sobre todo, a Abel, porque era odio, odio frío cuyas raíces me llenaban el ánimo, se me había empedernido. No era una mala planta, era un témpano que se me había clavado en el alma; era, más bien, mi alma toda congelada en aquel odio. Y un hielo tan cristalino, que lo veía todo a su través con una claridad perfecta.

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