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Libros
Anton Chéjov

Flores tardías y otros relatos

«»Los relatos de Chéjov tienen un tono sincero, natural, racional, moderno; han sido calificados de modestos, delicados, grises. En realidad, son salvajes y extraños, arcaicos y de colores brillantes.Janet Malcolm
La fama de Chéjov suele ocultar o pasar por alto su talento para la comedia, algo que él, a tenor de sus disputas con Stanislavski, seguramente nos reprocharía. Pero tanto en «Mercancía viva» (1882) –donde un hombre sorprende in fraganti a su mujer y a su amante, pero se aviene a un arreglo económico de inesperadas consecuencias– como en «Flores tardías» (1882) –la historia de la ruina de una familia aristocrática, y del amor ciego de una princesa por un médico que nació siendo siervo– el humor, las situaciones equívocas y las degradaciones cómicas se revelan parte esencial de su universo.
Más «impecablemente» chejoviano es «Mi mujer» (1892), una obra maestra de la técnica del punto de vista que nos desvela poco a poco la odiosa personalidad de un hombre que ha perdido el amor de su mujer, y, poco a poco también, en medio de una hambruna, la transformación que le permite recuperarlo. En «Un asesinato» (1892), las desavenencias religiosas y un callado conflicto por una herencia conducen a una tragedia familiar, contada, en su preparación y en sus secuelas, con minuciosidad y sin suspense.
Flores tardías y otros relatos reúne cuatro piezas rara vez antologadas de este maestro de la narrativa breve y que son un complemento imprescindible de nuestra edición de sus Cuentos (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XXI).
224 páginas impresas
Publicación original
2012
Año de publicación
2012
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Opiniones

  • Ivana Melgozacompartió su opiniónhace 5 meses
    👍Me gustó
    🎯Justo en el blanco

Citas

  • Ivana Melgozacompartió una citahace 5 meses
    Ahora ya lo sabía todo, y entendía dónde estaba Dios y cómo había que servirle, pero lo único que no lograba comprender era por qué la suerte de los hombres era tan diversa, por qué esa fe sencilla que otros recibían de Dios como un regalo, con la propia vida, le había salido a él tan cara
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 6 meses
    Butyga amaba a sus semejantes y no concebía que fueran a morir y desaparecer; por eso, al fabricar su mueble tenía en la cabeza a un hombre inmortal.
  • Ivana Melgozacompartió una citahace 6 meses
    Recordando que todos esos objetos ya estaban en el mismo sitio, y en idéntico orden, cuando yo no era más que un chiquillo e iba a la casa con mi madre a celebrar las onomásticas, parecía sencillamente increíble que alguna vez pudieran dejar de existir.

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