Libros
Giovanni Pico della Mirandola

Discurso sobre la dignidad del hombre

  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Es justo decir que Pico della Mirandola ha otorgado primacía a la vida contemplativa. Sin embargo, la contemplación, e incluso el amor místico, nos ayudan a cumplir mejor con nuestras obligaciones individuales y civiles, nos ayudan a mejor realizar la vida activa que en esencia debe consistir en el recto discernimiento de las cosas inferiores.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Éstas son, reverendísimos padres, las razones que no sólo me animaron, sino también me comprometieron al estudio de la filosofía. Y ciertamente no me hubiera resuelto a hablar sobre esto, si no respondiera a quienes suelen reprender el estudio de la filosofía, sobre todo en los hombres de alto rango o, en general, en quienes tienen algún patrimonio. De hecho, ya toda esta especulación filosófica (tal es la desventura de nuestro tiempo) es más un motivo de desprecio y de descrédito, que de honor y de gloria. A tal punto ha invadido las mentes de casi todos esta perniciosa y monstruosa convicción de que o no se debe filosofar o lo deben hacer sólo pocos, como si tener bien claros, delante de los ojos y al alcance de la mano, las causas de las cosas, los caminos de la naturaleza, la razón del universo, los designios de Dios y los misterios de los cielos y de la tierra, no fuera absolutamente nada, a menos que uno pueda obtener de ello algún favor o conseguir una ganancia.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    En efecto, como la primera magia somete y subyuga al hombre a las potencias malignas, así la segunda lo vuelve amo y señor de ellas. En resumen, la primera no puede reivindicar para sí misma el nombre de arte ni el de ciencia; la segunda, llena de altísimos misterios, abraza la más profunda contemplación de las cosas más secretas y, en último lugar, el conocimiento de toda la naturaleza. La segunda, como llamando de nuevo a la luz a las virtudes esparcidas desde sus oscuros recintos y diseminadas aquí y allá en el mundo por la gracia de Dios, no tanto hace milagros, cuanto asiste con premura a la naturaleza que los hace; asimismo, después de haber indagado íntimamente y más a fondo la armonía del universo, que los griegos en forma más expresiva llaman simpátheia, y de haber observado la mutua cognición que las cosas naturales tienen entre sí, utilizando para cada cosa alicientes inherentes y propios, que son llamados íynges de los magos, lleva a la luz, como si fuera su propio artífice, los milagros ocul­tos en los penetrales del mundo, en el seno de la naturaleza, y en las arcas y en los misterios de Dios y, como el campesino injerta olmos a las vides, así el mago une la tierra al cielo, o sea, las cosas inferiores a las cualidades y a las virtudes de las superiores.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Es verdaderamente miserable –como dice Séneca– saber sólo lo que se ha aprendido en los libros y, como si los descubrimientos de nuestros predecesores hubieran cerrado el camino a nuestro ingenio y se hubiera agotado en nosotros el vigor natural, no generar a partir de nosotros mismos nada que, si no demuestra la verdad, al menos la señale incluso desde lejos.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Sin embargo, con mayor sinceridad y según mi conciencia, diré que en mí no hay nada de grande o de particular; a pesar de no negar que soy un estudioso y apasionado de las artes liberales, no asumo ni me arrogo el título de docto. Por ello, incluso el hecho de haber impuesto un peso tan grande en mis hombros, no fue porque no estuviera consciente de mi debilidad, sino porque sabía que lo peculiar en este tipo de peleas intelectuales es que en ellas es una ganancia ser vencido. Con lo que se concluye que los más débiles no sólo no pueden y no deben evitarlas, sino que con justa razón pueden y deben tomarlas por iniciativa propia, ya que quien sucumbe recibe un beneficio del vencedor, no un daño, pues gracias a él regresa a casa más rico, o sea más docto y mejor preparado para las futuras peleas. Animado por esta esperanza, yo, débil soldado, no tuve miedo de trabar un combate tan duro con los más fuertes y valerosos. Y si esto lo he hecho de manera temeraria o no, se puede juzgar mejor, en dado caso, por el resultado de la pelea y no por mi edad.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    La propia filosofía me enseñó a depender más de mi propia conciencia que de juicios externos, y a preocuparme no tanto de no ser juzgado mal, cuanto de no decir o hacer yo mismo algo mal.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Todo esto lo digo con un profundo dolor e indignación no en contra de los príncipes, sino de los filósofos de nuestro tiempo, que creen y dicen que no han de filosofar mientras no les sea reservada alguna recompensa o premio, como si con estas palabras mostraran que no son filósofos, pues, estando toda su vida enfocada a las ganancias o a la ambición, no abrazan por sí mismos el conocimiento de la verdad. Por el contrario, debo reconocer –y en esto no me avergonzaré de alabarme a mí mismo– que nunca he filosofado por alguna otra razón que no fuera la de filosofar, y de mis estudios e investigaciones jamás esperé o busqué alguna otra recompensa o ganancia que no fuera la de cultivar mi alma y conocer aquella verdad que deseé tanto.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Los intérpretes caldeos dicen que Zaratustra afirmaba que el alma es alada y que cuando se le caen las alas ella se precipita en el cuerpo, y que cuando le crecen de nuevo vuelve a volar hacia los dioses. Preguntándole sus discípulos cómo podían obtener almas con alas llenas de plumas y capaces de volar, él respondió: “Rocíen las alas con las aguas de la vida”. Consultándole ellos de nuevo dónde conseguían estas aguas, les respondió, como era su costumbre, por medio de una parábola:

    Cuatro ríos purifican y bañan el paraíso de Dios, de ahí extraigan las aguas que son para ustedes la fuente de la salvación. El nombre del río que corre en el norte es Pischon, que significa “justo”; el que corre en el occidente es Gichon, que quiere decir “expiación”; el que corre en el oriente se llama Chiddekel, que es “luz”; y el que corre en el sur es Perath, que podemos traducir como “piedad”.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Y si se muestra digna de un huésped tan importante (tal es la ilimitada clemencia de él), con un vestido dorado, como si fuera un traje nupcial, y envuelta por la múltiple variedad de las ciencias, acogerá al magnífico huésped, no ya como a un huésped, sino como a un esposo; y para no separarse nunca de él, deseará separarse de su pueblo y, olvidándose de la casa de su padre e incluso de sí misma, deseará morir en sí misma para vivir en el esposo, a cuyos ojos es preciosa, sin duda, la muerte de sus santos, y digo “muerte” si debe ser llamada muerte la plenitud de la vida, una preparación a la cual los sabios afirmaron ser el ejercicio de la filosofía.
  • Benjamin Melgarejo Reicheltcompartió una citahace 2 años
    Él, como testimonian sus poemas, nos indica por medio de la contienda y de la amistad, o sea por medio de la guerra y de la paz, la doble naturaleza inherente a nuestras almas: una de ellas nos empuja hacia arriba, hacia las cosas celestes, mientras la otra nos tira de nuevo hacia abajo, hacia las cosas inferiores. Y en sus poemas se queja de que, agitado por la contienda y la discordia, es arrastrado en altamar, como un prófugo de los dioses que se asemeja a un desquiciado.
fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)