Jaime Mesa

Resurrección

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Servando, el jefe de jefes. Ariel, el que vivió mil años, el que nos defendió él solo de doscientos sicarios. Los Mier son legendarios en su medio, inseparables de la historia de un terruño enfermo. Dante Mier vuelve a San Juan Betulia tras exiliarse en Francia pues, como sabía bien Ariel, la única manera de proteger a alguien es desaparecerlo. En el regreso, el cáncer de la historia familiar se vuelve irresistible y sume a los involucrados en una espiral cada vez más voraz y destructiva.
Situada en una geografía desquiciada que se parece mucho a México, en donde el terror social se entreteje con lo primigenio y sobrenatural, Jaime Mesa presenta una novela fundamental sobre la violencia que nos asedia y sobre las historias que nos contamos para entenderla.
«Una novela brutal y trepidante acerca de la violencia y sus relatos mitificadores y transgeneracionales. Una alegoría corrosiva y singular sobre las horas más negras de la guerra contra el narco». Fernanda Melchor

«La novela justa para el México sangriento, confuso y desalentador en que vivimos. El Jaime Mesa más negro y virulento». Antonio Ortuño
Este libro no está disponible por el momento.
180 páginas impresas
Publicación original
2020
Año de publicación
2020
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Opiniones

  • Juan Díazcompartió su opiniónel año pasado
    👎Olvídalo
    💀Espeluznante
    🙈Ni fu ni fa

Citas

  • Juan Díazcompartió una citael año pasado
    Qué ganas de habérmelos comido en lugar de soltarlos. Qué ganas de abrirle la panza a la Gena y sacarle el útero a tu madre, darle un mordisco, asfixiarme con todos esos vapores de carne caliente, llena de esa putrefacción lenta de los miomas negros y guardados ahí hacía una década. Ahí te engendraste, cabrón. Y ahí, en ese centro ahora infértil, había estado el Servando, una y otra vez, regando su simiente, desperdiciando placer. Ése era el centro del universo de los Mier y me lo hubiera comido a pedazos. Habría lamido con ganas esos miomas negros, como bellotas encarnadas, que seguramente tenía tu madre. Me habría encantado tener esa bola de carne desbordándose en mi mano
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