Esta es una lectura que me ha hecho repensar mi relación con mis abuelas,mi madre, mi cuerpo y conmigo misma. Qué suerte que Alejandra haya escrito este libro, no se puede decir mucho, tienes que leerlo para sumergirte en su ternura
Sin palabras. Hay que leerlo porque hay que ser conscientes de la importancia de cuidar a otros, de cuidarnos a nosotras mismas, de dejarnos ser cuidadas.
Como enfermero, soy un cuidador por vocación, la gente denigra muchisimo la profesión, cree que es algo simple, que cobramos más de lo que deberíamos porque solo cuidamos ¿Qué tanto puede ser? Se que no es el tema del libro pero se me hizo imposible no leerlo desde mi perspectiva.
Me gusto el hecho de que la autora investigo y plasmó datos tan ciertos como que en unos años la pirámide poblacional se invertirá y habremos más adultos mayores que jóvenes, lo cuál nos pondrá en jaque con respecto a nuestros cuidadores.