le dijo al hombre que debía sentarse tres veces al día, de cinco a quince minutos cada vez –por la mañana al levantarse, a mediodía después de la comida y por la noche antes de acostarse– y durante estos periodos debía concentrarse en los músculos de su cuerpo, comenzando por la cabeza y descendiendo lentamente hasta los pies, diciéndole a cada grupo muscular que se relajara. Luego, ya en un estado más relajado, debía representarse a sí mismo en un lugar agradable y tranquilo: sentado bajo un árbol, a la orilla de un arroyo, o en cualquier lugar que a él le apeteciera imaginar, con tal de que fuera agradable. Después de esto, debía imaginar vívidamente su cáncer de cualquier forma que se le ocurriera.
A continuación, Carl le pidió que hiciera una representación mental de su tratamiento, radioterapia, como si consistiera en millones de minúsculos proyectiles de energía que golpeaban a todas las células, tanto a las normales como a las cancerosas. Como las células cancerosas eran más débiles y más desorganizadas que las sanas, no podrían reparar el daño de los impactos, sugirió Carl, de modo que las normales permanecerían saludables mientras que las cancerosas morirían.
A continuación, Carl pidió al paciente que hiciera una representación mental del último y más importante paso: los leucocitos de su sangre que llegaban, caían sobre las células cancerosas, se llevaban a las muertas y a las moribundas y las eliminaban del cuerpo a través del hígado y los riñones. En su pantalla mental tenía que visualizar el cáncer disminuyendo de tamaño y la salud que volvía a la normalidad. Cuando completara este ejercicio, podía dedicarse a sus actividades cotidianas durante el resto del día.
Lo que sucedió superó cualquiera de las anteriores experiencias que Carl había tenido al tratar a pacientes de cáncer solo con intervención física. La radioterapia funcionó excepcionalmente bien, y el hombre no mostró casi ninguna reacción negativa secundaria a la radiación, ni en la piel ni en las mucosas de la boca y la garganta. Mediado el tratamiento, podía comer de nuevo. Ganó peso y fuerza física. El cáncer desapareció progresivamente.