Stephanie Matthews-Simonton

Recuperar la salud

Avisarme cuando se agregue el libro
Para leer este libro carga un archivo EPUB o FB2 en Bookmate. ¿Cómo puedo cargar un libro?
¿Por qué un paciente recupera su salud y otro muere, cuando el diagnóstico es el mismo para ambos? Carl y Stephanie Simonton partieron de ese interrogante para desplegar sus investigaciones y desarrollar su método.
La primera evidencia con la que se toparon fue que había un factor determinante que suponía el punto de partida de toda recuperación inesperada: el deseo de vivir. A partir de ahí no tardaron en comprobar lo que la intuición les estaba dictando. Como cualquier otro deseo, el deseo de vivir es susceptible de ser inducido e impulsado utilizando las técnicas de la psicología motivacional.
En Recuperar la salud se describen las técnicas que desarrollaron los Simonton como refuerzo psicológico de los tratamientos médicos habituales. Este libro muestra cómo aquellos que padecen cáncer u otras enfermedades graves, pueden participar en la recuperación de su salud. De hecho, el papel del enfermo es determinante. Por eso la clave está en la palabra “participar”.
Gracias a estas técnicas se puede conseguir un grado de participación asombroso (incluso algunas de ellas capacitan a los afectados para influir en sus propios procesos internos, como ritmo cardíaco o presión sanguínea). Esta obra es la prueba de que un libro, un simple libro, puede generar cambios profundos, por muy descorazonador que parezca el panorama y alumbrar a través de sus páginas la vía que conduce a los milagros.
Este libro no está disponible por el momento.
321 páginas impresas
Publicación original
2017
Año de publicación
2017
¿Ya lo leíste? ¿Qué te pareció?
👍👎

Citas

  • Alejandrocompartió una citael año pasado
    * El biofeedback o retroalimentación biológica, es un método que enseña a tomar conciencia de las actividades automáticas e inconscientes del organismo y a controlarlas voluntariamente con la ayuda de aparatos electrónicos que registran dichas actividades. (N. del T.)
  • Alejandrocompartió una citael año pasado
    La fuerza de su convicción en su capacidad de influir en el curso de su enfermedad era evidente cuando, casi al final de su tratamiento, le dijo a Carl:

    —Doctor, al principio le necesitaba a usted para ponerme bien. Ahora pienso que aunque usted desapareciera, yo podría hacerlo por mí mismo.

    A medida que el cáncer iba remitiendo, el paciente decidió aplicar por su cuenta la técnica de elaboración de imágenes mentales para aliviar su artritis, la cual le había molestado durante años. Se representó mentalmente a los leucocitos de su sangre lijando las zonas de contacto de los huesos de sus brazos y piernas, eliminando de allí cualquier posible desecho y dejando las superficies pulidas y resbaladizas. Los síntomas de la artritis se redujeron progresivamente y, aunque volvían de vez en cuando, podía hacerlos disminuir hasta el punto de que podía ir a pescar salmones con frecuencia, deporte no muy fácil de practicar incluso sin artritis.

    Además de esto, decidió emplear este enfoque de relajación y visualización de imágenes mentales para modificar su vida sexual. A pesar de haber padecido impotencia durante casi veinte años, tras unas cuantas semanas de práctica de las técnicas de visualización, consiguió tener una actividad sexual plena, y su estado de buena salud ha permanecido estable en todas estas áreas durante más de seis años.
  • Alejandrocompartió una citael año pasado
    le dijo al hombre que debía sentarse tres veces al día, de cinco a quince minutos cada vez –por la mañana al levantarse, a mediodía después de la comida y por la noche antes de acostarse– y durante estos periodos debía concentrarse en los músculos de su cuerpo, comenzando por la cabeza y descendiendo lentamente hasta los pies, diciéndole a cada grupo muscular que se relajara. Luego, ya en un estado más relajado, debía representarse a sí mismo en un lugar agradable y tranquilo: sentado bajo un árbol, a la orilla de un arroyo, o en cualquier lugar que a él le apeteciera imaginar, con tal de que fuera agradable. Después de esto, debía imaginar vívidamente su cáncer de cualquier forma que se le ocurriera.

    A continuación, Carl le pidió que hiciera una representación mental de su tratamiento, radioterapia, como si consistiera en millones de minúsculos proyectiles de energía que golpeaban a todas las células, tanto a las normales como a las cancerosas. Como las células cancerosas eran más débiles y más desorganizadas que las sanas, no podrían reparar el daño de los impactos, sugirió Carl, de modo que las normales permanecerían saludables mientras que las cancerosas morirían.

    A continuación, Carl pidió al paciente que hiciera una representación mental del último y más importante paso: los leucocitos de su sangre que llegaban, caían sobre las células cancerosas, se llevaban a las muertas y a las moribundas y las eliminaban del cuerpo a través del hígado y los riñones. En su pantalla mental tenía que visualizar el cáncer disminuyendo de tamaño y la salud que volvía a la normalidad. Cuando completara este ejercicio, podía dedicarse a sus actividades cotidianas durante el resto del día.

    Lo que sucedió superó cualquiera de las anteriores experiencias que Carl había tenido al tratar a pacientes de cáncer solo con intervención física. La radioterapia funcionó excepcionalmente bien, y el hombre no mostró casi ninguna reacción negativa secundaria a la radiación, ni en la piel ni en las mucosas de la boca y la garganta. Mediado el tratamiento, podía comer de nuevo. Ganó peso y fuerza física. El cáncer desapareció progresivamente.

En las estanterías

fb2epub
Arrastra y suelta tus archivos (no más de 5 por vez)