Cinco minutos
Me llamo cinco minutos, nazco y muero cada cinco minutos. He sido los cinco minutos de mucha gente. Para bien o para mal, todos tienen los suyos de gloria o de infamia. A mí me tocó ser esto y no aquella hora marcada que va a lo suyo y es perversa. Yo soy efímero, a veces no muy certero, nada más. Y lo seré, lo quiera o no, hasta que me designen mis cinco minutos finales. Nadie ha dicho que sea eterno.