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Andrew Scull

  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    Los israelitas no dudaban que Dios hablara a los hombres mediante sus profetas. Su identidad misma como pueblo elegido se originaba de estas creencias, y de una alianza especial con Dios, una particularidad en cuya interpretación los profetas desempeñaban un papel muy importante. Sin embargo, los falsos profetas eran legión, y los reproches y jeremiadas de aquellos que reclamaban un estatus profético no tenían muchas probabilidades de dotarlos de popularidad.

    Es probable que efectivamente se considerara que algunos profetas estaban locos (e indudablemente algunos psiquiatras del siglo XX sintieron la tentación de hacerlos a un lado como ejemplos de psicopatología). No obstante, para sus contemporáneos, que efectivamente creían en un dios celoso y omnipotente que hablaba de modo rutinario a través de instrumentos humanos y tenía una propensión a infligir las penalidades más severas en aquellos que lo desafiaban, siempre debieron de haber existido razones para dudar. Podían reconocer la locura, pero los profetas que exhibían algunos atributos de la demencia bien podían tener una inspiración divina.
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    En un mundo ordenado por la divinidad, en que los caprichos de la naturaleza, los infortunios del Estado y los peligros de la vida cotidiana estaban investidos de un significado religioso o sobrenatural, las transformaciones que la locura infligía sobre los cuerdos se atribuían rápidamente al descontento divino, a hechizos o a la posesión de espíritus malignos. Dichas percepciones duraron mucho tiempo. Casi seis siglos
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    También la palabra pánico proviene del griego, pánicos, de o perteneciente al dios Pan, un dios que era famoso por propagar el terror.
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    Todos los aspectos del mundo natural y de su funcionamiento estaban vinculados con el reino de los dioses y era imposible escapar a su influencia omnipresente. La extrañeza, la otredad, el carácter aterrador de la locura, ¿en qué otro lugar podían originarse si no en el universo invisible que habitaba lo divino y lo diabólico?

    Al igual que las patologías corporales que desviaban violentamente a las vidas de su trayectoria habitual, los trastornos mentales tenían efectos que
    ocasionaban una perturbación profunda, tanto para quienes experimentaban la enfermedad como para aquellos que los rodeaban. En un nivel puede tratarse de una afección solitaria —de hecho, en ciertas ocasiones quienes la sufrían se retiraban del contacto con otros humanos—, pero sus ramificaciones tenían los efectos más poderosos e inquietantes y, en ese sentido, se trataba del padecimiento más social. Incontrolables e inexplicables a la vez, que eran una amenaza para el yo y para los otros, estas condiciones aterrorizantes y odiosas no podían, y no pueden, ignorarse; ponen en duda la sensación de una realidad compartida y común (el sentido común en el significado literal del término), y amenazan, tanto simbólica como prácticamente, los fundamentos mismos del orden social.
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    El culto a Asclepio gozaba de especial popularidad, y se recurría a hechizos, amuletos y encantamientos, junto con ritos de purificación, para inducir la intervención divina
    y producir una cura. Si estos métodos no conseguían el resultado deseado, siempre se podía explicar este fallo. Los dioses seguían inconformes, los rezos no habían mostrado el fervor suficiente.
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    El delirio y la conciencia alterada, los desvaríos y la agitación que usualmente acompañaban a la fiebre solían parecerse al pensamiento desordenado de los locos. Muchas personas habían encontrado (o buscado deliberadamente) los trastornos cognitivos o emocionales que generan la ingesta excesiva de alcohol o el consumo de otras sustancias que alteran la conciencia. Asimismo, prácticamente todos, tanto entonces como ahora, habían experimentado momentos de profunda angustia psicológica, sufrimiento y dolor. Las disfunciones emocionales y cognitivas eran (y siguen siendo) una parte conocida de la existencia humana, aunque para la mayoría de nosotros, afortunadamente, se trata de algo pasajero. Las analogías con la locura eran difíciles de pasar por alto y los hipocráticos insistían en que ambos tipos de enfermedad tenían sus orígenes en la composición subyacente de la estructura humana.
  • Bianca Beltráncompartió una citahace 2 años
    a la que recurría la élite china, la locura nunca se interpretó como una enfermedad diferente, sino, como ocurre con otras formas de enfermedad, como algo que es consecuencia de un desequilibrio corporal y cosmológico más general. Por consiguiente, no hubo intento alguno por modificar o extender lo poco que los textos tradicionales decían en torno a la locura, y parece que rara vez fue el foco de atención o reflexión médicas sostenidas; todo esto crea dificultades inmensas cuando se intenta estudiar la manera en que las percepciones de la locura evolucionaron con el tiempo en China.
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    He aquí un estereotipo clásico de la locura: asocial, separado de la realidad y de las normas de la moral convencional, reducido al nivel de una bestia, un paria temeroso, impredecible, y poseído, en muchas versiones de la historia, por un jinn maligno.
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    ¿Quién, sino un loco, permitiría que la pasión y la tentación suplanten su razón, cuando el precio de hacerlo era un sufrimiento apenas imaginable y absoluto?
  • Bianca Beltráncompartió una citael año pasado
    Esta fuerte sensación de que la locura es una consecuencia del pecado tenía sus ecos en muchos escritores medievales; sin embargo, simplemente se puede invertir la ecuación: el pecado mismo era locura.
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