Una madura mulata y un viejo pescador que bailan a través de las palabras, que navegan en historias y naufragan en los sueños. Zeca y Luarmina son vecinos, son amigos, íntimos sin intimar, pero pellizcan ternuras al lector por su forma de hablar, por su forma de actuar y ejercer las magias del Sur africano, mozambiqueño. Una historia de amor y de mar, de danzar en una hoguera y encender tu cuerpo hasta caer, en cenizas agotado y satisfecho.