Alicia Miyares

El nuevo tiempo se caracteriza en términos socioeconómicos por la globalización y a título individual por el recurso a la experiencia vital, o subjetividad, como fundamento de legitimidad de las demandas sociales y políticas. La reivindicación de carácter colectivo se trasmuta en una serie inacabable de demandas o vindicaciones individuales: una auténtica babel vindicativa.

De este modo, la igualdad, como categoría política, jurídica y moral es suplantada por la diversidad, la identidad o la vulnerabilidad, como si no hubiera matices que diferenciasen su significado

La propuesta que nos ofrecen los relatos queer/trans es que el significado dado a la categoría “mujeres” sea ocupado por identidades híbridas, fluidas, mutables y definido por una multiplicidad de cuerpos que expresen la sensación o sentimiento de sentirse mujeres. En definitiva, que la categoría “mujer”, referida al sexo biológico, sea definitivamente anulada para ser redefinida y reapropiada colectivamente por las “políticas subjetivas” de la identidad de género: es decir, por las figuraciones alternativas de cualquier subjetividad que así lo exprese. Los primeros efectos indeseados de la redefinición y reapropiación de la categoría “mujeres” son la fragmentación, el enmascaramiento y la despolitización del feminismo.