A continuación se presentan ciertas prácticas de la terapia narrativa, extraídas de Payne (2003), que con modificaciones adecuadas a las etapas del desarrollo de los niños se aplican en distintos momentos de la terapia grupal:
• Favorecer un relato más completo: Utilizar preguntas detalladas y concretas para demostrar interés por toda la gama de efectos del problema. Se busca ampliar la mirada, privilegiando aspectos desatendidos de la experiencia, mostrando curiosidad por las vinculaciones y promoviendo la imaginación de acontecimientos futuros. Alentar a los niños a través de preguntas abiertas como “cuéntame un poco más, expláyate, cómo ves el futuro, qué crees tú que explica lo que te pasó”.
• Preguntas de influencia relativa: Apuntan a dos tipos de descripción. Por un lado, la influencia que el problema ha tenido y tiene en la vida de la persona. Por otro, la influencia que la persona ha tenido y tiene en la vida del problema. Inducir la autorreflexión de los niños en el análisis de sus dificultades los ayuda a lograr percibir el peso relativo que éstas tienen en su vida.
• Invitar a la persona a nombrar el problema: Ponerle un nombre específico al problema, quizás una palabra o una frase corta, permite recuperar un poco de control. Bautizar el problema añade énfasis y concreción a la vez que permite imponer sobre algo o alguien amenazante una identificación elegida conscientemente. Por ejemplo: “Tengo que aprender a mandar mis miedos”. En el trabajo con los niños, es importante que esta narrativa sea planteada desde una lógica positiva, visualizando en forma de aprendizaje guiado lo que tienen que lograr.
• Externalizar el problema: Significa mantener la actitud de que las dificultades son algo que afecta a la persona, no algo que forma parte de ella. Por ejemplo: “Tú eres un niño que está teniendo malas notas no eres un niño tonto”.
• Lenguaje metafórico: Todo lenguaje es metafórico en la medida que las unidades habladas o escritas simbolizan sus referentes sin que éstos estén presentes. Por esto, se dice que el lenguaje “crea” la realidad y, de ahí la importancia de cómo se emplee. Por ejemplo: “Parece que la soledad te ha acompañado la mayor parte de tu vida”, en vez de “siempre has sido una persona solitaria”. No todos los autores de la narrativa utilizan el lenguaje metafórico.
• Deconstrucción de desen