Muerta o viva, estatua o mujer, sombra o cuerpo, su belleza siempre era la misma; tan solo el verde brillo de sus pupilas estaba un poco apagado, y su boca, antes encarnada, era de un rosa pálido y tierno semejante al de sus mejillas.
khbfsbvcompartió una citahace 2 años
Es un hermoso día para los hijos de la tierra y de la vida... ¡ah, más hermoso para las hijas del cielo y de la muerte!
khbfsbvcompartió una citahace 2 años
Nunca existieron los días en que hubieras podido amarme, pero aquella a quien en vida aborreciste, será adorada por ti en la muerte.
khbfsbvcompartió una citahace 2 años
Sus ojos eran un poema en el que cada mirada era una estrofa.
Sofi An Cruzcompartió una citahace 2 años
-¿No puedes mirarme? Coppelius te ha engañado, no eran mis ojos los que ardían en tu pecho, eran ardientes gotas de sangre de tu propio corazón… yo tengo mis ojos, ¡mírame!
Dimmoisellecompartió una citahace 2 años
¿Quién no ha sentido latir su sangre en las venas y un rojo ardiente en las mejillas?
Dimmoisellecompartió una citahace 2 años
¡Cómo hablan de lagos y de espejos! No podemos contemplar a esta muchacha sin que su mirada haga brotar de nuestra alma cantos y armonías celestes que nos sobrecogen y nos animan. ¿Acaso no cantamos nosotros también, y alguna vez hasta creemos leer en la tenue sonrisa de Clara que es como un cántico, no obstante algunos tonos disonantes?
Antonela Espinozacompartió una citael año pasado
«Vamos niños, a la cama… ¡el Hombre de Arena está al llegar…! ¡ya lo oigo!».
Antonela Espinozacompartió una citael año pasado
El Hombre de Arena me había deslizado en el mundo de lo fantástico, donde el espíritu infantil se introduce tan fácilmente.
Antonela Espinozacompartió una citahace 8 meses
Era una odiosa y fantasmagórica criatura que dondequiera que se presentase traía tormento y necesidad, causando un mal durable, eterno.
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