podía usar la famosa “e” inclusiva (“Soy dueñe del auto”) por el estilo de la marca para la que trabajaba, y la arroba (“Soy dueñ@ del auto”) o la equis (“Soy dueñx del auto”) no me terminaban de convencer para el contexto formal donde se encontraba el texto. Pensé y pensé hasta que, con ayuda de otra gente, ideamos una nueva frase totalmente parafraseada: “El auto está a mi nombre”. Mismo mensaje, cero marcas de género.