Lloyd recuerda aún con emoción las palabras que le dijo Borges. Marcaron su concepción del conocimiento: lejos de lo que se suele pensar, el quehacer científico requiere una profunda imaginación. Lloyd plantea que la experiencia de hacer ciencia implica construir una narrativa: «Cuando tratas de hacer sentido de un experimento cuentas una historia. Tanto en ciencia como en literatura los buenos relatos comparten una dosis de misterio y rareza».