Al crear un mito, el hombre no hace sino reflejar de la única manera que está a su alcance un fragmento de la realidad que necesita de una respuesta. La muerte, el sentido de la vida y del sufrimiento, el amor, los celos, la traición, la tristeza; son realidades que acorralan al hombre desde que es hombre. Dios ha querido inspirarle ciertas verdades, o la verdad, podríamos decir, sobre estas preguntas y el poeta las ha expresado en imágenes, como ha podido. De modo que cada uno de estos cuentos, de estos mitos, contiene un reflejo de la verdad, aunque no la verdad completa. El cristianismo es justo lo mismo. Salvo por la enorme diferencia de que el poeta que lo creó es Dios mismo, y que las imágenes que utilizó para construir su historia son hombres reales, como tú y como yo