La famosa colección de Pisístrato en Atenas (siglo VI a. C.) fue saqueada. Afortunadamente, los poemas de Homero, editados por las personas cultas que había entre la aristocracia griega, de una u otra forma lograron sobrevivir. Los papiros de la biblioteca del Templo de Ptah, en Menfis, fueron totalmente destruidos. La misma suerte corrió la biblioteca de Pérgamo, en el Asia Menor, biblioteca que contenía 200 000 volúmenes