Liana Cincotti

Lo vi hornear pastelitos para las funciones escolares de sus hermanas, recogerles el cabello en colas de caballo y sentarse quieto mientras nos pintaban las uñas. Esos momentos revelaron todos los aspectos de una persona. Y Dios, he disfrutado cada uno de sus aspectos.

Eso no era una completa mentira, pero tampoco era toda la verdad. Lo acorté el día después de la graduación del último año porque eso es lo que hicieron todos los personajes principales desconsolados que vi cuando necesitaban un cambio. Parecía un buen siguiente paso después de descubrir que la persona de la que estaba enamorado no sentía lo mismo.

“¿Escribiste una colección de poemas? Eso es increíble”, dije con seriedad, extendiendo mi mano hasta su rodilla. Fue sólo un gesto rápido para mostrar mi asombro, nada más. Pero su mano aterrizó brevemente sobre la mía de manera amistosa, la yema de su pulgar recorrió el dorso de mi mano, provocando que se me pusiera la piel de gallina en el brazo. Fue como si no hubiera pasado el tiempo en ese momento de tranquilidad.

“Gracias, Dani”, respondió. Fueron sólo unas pocas palabras,

pero podía sentir su corazón en ellos.

Reprimí mi vergüenza y prácticamente susurré: "Sí". Sin embargo, en lugar de buscar la reacción de Amelia, busqué la suya. Esperaba que pareciera horrorizado o confundido, pero me encontré con la cosa más hermosa que jamás había visto.

Estaba sonrojado. Tenía las mejillas rosadas y los ojos bajos, mientras que los demás estaban pegados a él.

"¿Por qué?"

Dudó por un momento. "Cuando lo miro, todo lo que veo eres a ti".

"Definitivamente no soy tan vanguardista".

"Estoy en completo desacuerdo. Todo lo que llevas es perfecto”.

"Estaba hablando de ti", susurró de repente.

"¿Qué?" Susurré, levantando la cabeza hacia atrás para mirarlo.

“La chica con la que estaba hablando antes, mientras estabas con Sandra y luego con Ethan. Estaba hablando sobre ti. Ella era estudiante en una de las clases que asistí. Aparentemente, cambió de carrera para estudiar moda. Le estaba hablando de ti.

“Tienes que dejar de disculparte

por lo que dices”. Respiró hondo. La única razón por la que todavía estaba de pie era su mano en mi espalda y sus pies entre los míos, castigándome. “Quería decirte que te veías hermosa porque lo eres. Sabía que no te extrañaría cuando entraste esta noche porque eres tú . Eres tan fascinante físicamente, y mucho menos cuando hablas. Y cuando hablas, toda la luz de la habitación proviene de ti. Eres sol absoluto y primavera. Podría verte hablar...

Listas de reproducción románticas grabadas en CD. Corazones bordados en bufandas. Besos suaves en la frente. Teatros oscuros los viernes lluviosos por la noche. Delicadas joyas de oro sobre una piel suave. Poemas franceses escritos en estado de ebriedad. Manos protectoras contra tus caderas guiándote.

a través de multitudes.

Lo sentí todo a la vez.

En verdad, Leví era el rey de mi corazón. Él tenía mi corazón en la escuela secundaria y lo ha estado tomando prestado todos estos años desde entonces. No quería creer que todavía lo amaba, pero había una razón por la cual cada relación o momento íntimo que he tenido desde entonces se sentía como una decepción.

Fue el. Siempre lo quise.

Cuando llegó a la mesa, tímidamente extendió el ramo como si fuera una invitación no aceptada e inmediatamente comenzó a disculparse: "Sé que no es mucho..."

Envolví mis brazos detrás de su cuello y lo abracé con la alegría que sentí el primer día de primavera, amortiguando su disculpa inacabada en mi cuello. Sus manos ocupadas no dudaron en sostener mi torso.